¿Quién no ha sentido tanta emoción como vértigo al acercarse a un acantilado y sentir palpitar su corazón mucho más deprisa de lo habitual? Las vistas suelen ser espectaculares y las sensaciones que se producen al estar tan cerca del borde rara vez pueden olvidarse. Muchos de los acantilados tienen un no sé qué que llama la atención y las vistas que se pueden apreciar tanto desde el mar como sobre el acantilado son realmente únicas. En Destinia.com hemos seleccionado 10 acantilados del mundo no aptos para personas que presenten algún problema cardiovascular.
Los 750 metros de altura que presentan los acantilados del cabo Enniberg no solamente se pueden contemplar desde arriba, sino también desde el mar, con los catamaranes que llegan hasta este punto de la isla de Viðoy. Algunos, acompañados por guías expertos, también escalan por la pared hasta la parte superior. Cerca de Enniberg se encuentra el pintoresco pueblo de Viðareiði.
Menos alto que el anterior, los acantilados de Beinisvørð son otro de los sitios más visitados de las Islas Feroe. Tienen una altura de 470 metros y se consideran el espíritu guardián del país.
Al oeste de Irlanda, en el curioso condado de Mayo, hay una isla llamada Achill en la que se encuentra otro de los acantilados más impresionantes de Europa: el acantilado de Croaghaun, que tiene 688 metros de altura. Solamente se puede ascender a pie al punto más alto, un paseo que realmente merece la pena gracias a las increíbles vistas que se aprecian desde él. Otra opción es admirar su tamaño desde un barco, pues hay empresas locales que conducen a los turistas hasta allí.
Los acantilados de Moher, también en Irlanda, son uno de los lugares más turísticos del país. Presentan una imagen espectacular pues sus 390 metros de altura están cortados a pico y son frecuentes las brumas. Además, a lo largo de la costa hay viejas torres de defensa ya muy derruidas que les dan un toque aún más fantasmal.
Mucho más cerca que los anteriores, los acantilados de Vixía Herbeira no hacen sino confirmar el tópico de la excesiva naturaleza gallega. Se encuentran cerca del municipio de Cedeira (A Coruña), que tiene una interesante playa de fina arena. La altura máxima de estos acantilados asciende a 621 metros, lo que quiere decir que son los más altos de Europa continental.
Según las leyendas de los guanches de Tenerife, lo que se conoce hoy como los acantilados de Los Gigantes eran llamados antiguamente «la muralla del infierno». La imagen es espectacular: más y más acantilados cuya altura oscila entre los 300 y los 600 metros en una caída prácticamente vertical.
Muchos de nuestros lectores conocerán de sobra el acantilado de Preikestolen, ya que es una de las estampas turísticas de Noruega más conocidas y uno de sus puntos turísticos más importantes: ¡Unas 80.000 personas visitan este lugar cada año! La altura de este acantilado es de 604 metros y su nombre «Preikestolen» significa «púlpito». Se encuentra no muy lejos de las ciudades de Bergen y Stavanger.
No son los más altos de esta colección de acantilados, aunque sí pueden ser los más extensos del mundo. Los acantilados de Zuytdorp, que se encuentran en la costa occidental de Australia, se prolongan a lo largo de 150 kilómetros de costa y presentan una altura máxima de 230 metros. Aunque están en Australia, el nombre de los acantilados, Zuytdorp, es holandés y procede de un barco comercial de dicha nacionalidad que naufragó en ellos hacia 1712.
Los acantilados de Bight Marine Park se encuentran en el interior del Great Australian Bight Marine Park, cerca de Adelaide (Australia). Están formados por piedra de tipo caliza, muy erosionable por los elementos.
El célebre pintor francés Claude Monet inmortalizó los acantilados de Étretat en su cuadro Étretat, l’aiguille et la falaise, que data de 1885. Los acantilados tienen un característico color blanco que recuerda a los famosos acantilados de Dover, y tienen algunas formas curiosas como tres arcos de piedra que se parecen a los de la playa de las Catedrales, en Galicia.
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