En 2015 Benidorm se postulaba como candidata a Patrimonio de la Humanidad de la mano del laureado sociólogo y Premio Nacional de Medioambiente en 2005 Mario Gaviria, para mofa de snobs y sorpresa de ecologistas. ¿Cómo es posible que la urbe de la masificación, los guiris y el todo incluido pueda ser candidata a llevar tal sobrenombre?
La historia de este pueblo de pescadores que mutó bruscamente en una urbe de proporciones asiáticas se remonta al desarrollismo, cuando la ciudad comenzó a crecer en vertical y el veraneo se democratizó entre la clase obrera europea. En contra de lo que se pudiera pensar, la arquitectura racionalizó el espacio y los recursos y los nuevos visitantes trajeron la popularización del bikini –sí, ya hemos leído que el primero llegó a una playa de Santander en 1948- y la modernidad. Obrera, pero modernidad al fin y al cabo.
Su microclima consiguió que se consolidara en el primer destino capaz de romper con la estacionalidad –exceptuando Madrid y Barcelona- y el grueso del negocio turístico se quedó en manos de los hoteleros y restauradores locales. Casi un milagro: un modelo redondo que logra ser extensivo y a la vez revertir en la propia comunidad.
A día de hoy el encanto kitsch del destape se mantiene, pero actualizado. Jubilados del IMSERSO en temporada baja y una colonia de ingleses con su propio reinado de pintas y fish and chips durante todo el año. Despedidas de solter@s, licra, alcohol barato y rascacielos combinados con calitas, restaurantes de nouvelle cuisine y hasta un festival indie. Benidorm, un divertido pastiche que visitar al menos una vez en la vida. Ahí van nuestras razones de peso:
Sí, amigos. El competidor directo de la BBC, el canal privado ITV dedica una sitcom al municipio alicantino más internacional, “Benidorm”. Alrededor de cuatro millones de británicos esperan las aventuras semanales de la familia Dawson en un resort local. Humor hilarante, ácido y en ocasiones inevitablemente estereotipado, que en nueve temporadas ha conseguido cambiar la percepción que los súbditos de la Reina Madre tienen de la localidad.
El mercadillo del Cisne se celebra cada fin de semana a las afueras de la ciudad, cerca de la ermita de Sanz y el camping de Benisol. Regentado por ingleses, en el encontrarás reliquias de la segunda guerra mundial, ropa vintage, bisutería, retablos antiguos y cualquier artilugio extraño que nunca se te hubiera ocurrido. Mucha algarabía y regateo que puedes finalizar con una tapa de paella: suelen poner un puesto y en ocasiones incluso hacen un show de varietés.
Vale, seguramente haya más gente que en el río de tu pueblo. Pero, ¿qué esperas? ¡Esto es Benidorm! La Cala del Tio Ximo está situada al norte, a los pies de la Sierra Helada entre abruptos acantilados. Sus aguas cristalinas lo convierten en un lugar paradisíaco para los fans del esnórquel.
Así es, el Gran Hotel Bali (****) es el más alto del Continente y está a cinco minutos andando de la playa. Compuesto por dos edificios, el más talludo alcanza los 210 metros y sus vistas dominan toda la bahía. Es ideal para ir en familia.
Sobre todo, si se contempla en contraste con el puntiagudo skyline: las antiguas casas bajas de los pescadores pintadas de blanco impoluto, buganvillas en las ventanas e iglesias de cúpulas polícromas, al más puro estilo mediterráneo. Sus calles estrechas y adoquinadas son las preferidas de los turistas para tapear y comprar. ¡Puro tumulto!
El llamado Balcón del Mediterráneo es el mirador en el que desemboca el casco antiguo, en la Punta Canfali. Una construcción sobre las rocas en varias alturas que ofrece una sin igual panorámica.
María Jesús y su acordeón crecieron cantando en los chiringuitos playeros benidormenses. De origen cacereño, pronto se afincó en el concejo. Su fama mundial vino cantándole a los pajaritos. Y como icono pop e institución de la ciudad hasta fue imagen del Low Festival en 2013. ¡Imagínate que te la encuentras!
Y, con más de 30 años de historia. Aqualandia batió el récord de bañistas combatiendo con pistolas de agua en 2010. Sus 200.000 metros cuadrados de superficie le dieron el título de parque acuático más grande de Europa hasta 2008. Entre sus mayores atracciones se encuentra el Big Bang, un tobogán cápsula de vértigo del que ya os hemos hablado. ¡Clic!
A 15 minutos en coche de Benidorm centro, en Finestrat, se encuentra el exclusivo Hotel Barceló Asia Gardens &Thai Spa(*****). Lujo oriental tematizado: palmeras y vegetación exuberante e islotes con hamacas y sombrillas se reparten entre sus siete piscinas descubiertas que te transportará a un resort en Phuket
No vayas a pensar que son todo jubilados y familias. Recorrer la Avenida de la Comunitat Valenciana al caer la noche es sinónimo de fiesta. Y, ¡qué fiesta! A lo largo de carretera se vislumbran diferentes megaconstrucciones en las que se suceden sesiones y macrofiestas, todas con larga historia y solera: desde la emblemática Penélope, que lleva en pie desde 1968, hasta el reconocible platillo volante de Ku, con su codiciada piscina. Esta última es sede del mayor festival de música garaje de Europa, el Funtastic: un verdadero espectáculo retro.