La semana pasada publicamos la primera parte de 14 lugares de España con un encanto especial, en la cual incluíamos siete sitios tan admirables como la Ciudad Encantada de Cuenca, el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia, o Las Médulas de León. En realidad eran los siete primeros argumentos que esgrimíamos en Destinia.com para demostrar que no es necesario viajar hasta la otra parte del mundo para disfrutar de lugares con un encanto especial. Muchas veces estaban más cerca de lo habíamos pensado, pero no los tenemos presentes porque los consideramos muy próximos, muy familiares, casi desgastados. Son esos mismos lugares que los extranjeros, víctimas de la misma sensación, encuentran en España.
Y, como lo prometido es deuda, hoy presentamos los otros siete argumentos para completar esta serie de posts titulada «14 lugares de España con un encanto especial». Estos son:
Foto: Josep Borrut, Wikimedia Commons.
El Parque Nacional de Aigüestortes está compuesto por paisajes de alta montaña que contrastan fuertemente con la imagen general que se tiene del país. Con un parecido entre los fiordos de Noruega y los Alpes, este parque se ha convertido en un lugar idóneo para la práctica del senderismo entre lagos y montañas que quitan aliento, y pueblitos que esconden pequeñas joyas del románico. Existe un servicio de todoterreno que deja a los interesados al inicio de las diferentes rutas. En invierno, se puede practicar el esquí en la famosa estación de Boí Taüll.
Estampa de Las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real. Tomada de Wikimedia Commons.
A menudo muy similares a las grandes llanuras del oeste norteamericano, las Tablas de Daimiel son básicamente un humedal que se extiende a lo largo de unas 2.000 hectáreas. Es un paisaje único en España y un lugar de refugio para una gran cantidad de aves migratorias como la garza imperial. La Unesco calificó el parque como Reserva de la Biosfera y, a pesar de las dificultades sufridas en los últimos por la desecación de tierras, el estado actual es bueno.
Foto: Balasturias, Wikimedia Commons
Si Peter Jackson hubiese decidido rodar El señor de los anillos en el mismo país donde compró los anillos y las armas, o sea España (en Toledo), hubiera tenido un gran problema para decidir las localizaciones para el rodaje entre tantas y variadas opciones. Una de ellas era el Parque Natural de Somiedo, cuyos paisajes nada tienen que envidiar a los de Nueva Zelanda. Los lagos, las casas tradicionales (teitos), la abrupta orografía y la variada fauna salvaje, que incluye osos y lobos, hacen de Somiedo un entorno casi fantástico donde en un descuido quizá nos crucemos con algún hobbit, ¿quién sabe?
Una tranquila playa asturiana de guijarros que aparece de repente entre acantilados y barrancos cortados a pico. Así es la playa del Silencio, que se encuentra muy cerca de la pequeña localidad asturiana de Castañeras, en Cudillero. Por el momento no es una playa masificada, lo que la permite conservar todo el encanto que sugiere su nombre y disfrutar de lo curioso de sus formas.
La veleidosa naturaleza tiene en Galicia uno de sus escenarios predilectos para realizar toda clase de caprichos paisajísticos. La insólita playa de las Catedrales, en Ribadeo (Lugo), se podría considerar su capricho más barroco: contiene diversos arcos de piedra naturales a los que solamente se puede acceder durante la bajamar, algunas cuevas excavadas en la roca y hasta laberínticos pasillos de arena entre enormes bloques de piedra. A pesar del entorno rocoso, la playa es de fina y suave arena. En resumen, un lugar encantado para una tierra encantada poblada por meigas.
La cuenca del río Tinto, en Huelva, podría presentarse como un pedacito de Marte en la Tierra por sus paisajes rojizos, unos paisajes encantados de los que no se pueden encontrar paralelos en este Planeta. La coloración de las tierras y del río, cuyas aguas también adquieren un tinte rojizo, proviene de la oxidación de metales como el hierro a causa de ciertas bacterias procariotas llamadas arqueas. Hasta la NASA llegó a considerar este hábitat como un entorno en el cual estudiar las posibles similitudes con Marte.
Foto: Ian mckenzie, Wikimedia Commons.
Otro paisaje que parece de otro planeta por sus caprichosas formas es el Torcal de Antequera, que está formado por rocas kársticas. Este tipo de rocas es muy fácilmente erosionable por los elementos, por lo que las formas que adoptan las piedras a menudo recuerdan a objetos reales. Algunas de las más conocidas son el Tornillo, el Ataúd o el Dado, por la similitud que guardan rocas con estos objetos.
¿Te los vas a perder o has estado ya? Cuéntanos y, si crees que puedes añadir otros destinos con un encanto especial a la lista de lugares de España que hemos creado, comenta y explícanos por qué piensas que deberían incluirse.
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