Llevabas tantos meses esperando este momento que no sabes si se te ha hecho larga o corta la espera, pero el verano ya está aquí. Puede que no oficialmente, pero el termómetro y la ropa que te pones te dicen que sí. Por lo tanto, es el momento de dirigir la mirada hacia el mar buscando las mejores playas para desconectar, descansar y sumergirte en agradables aguas.
Como sabes, en Destinia queremos llevarte siempre a los mejores destinos y que el mundo esté a tu alcance, por eso, en esta ocasión, vamos a hablarte de las mejores playas de Fuerteventura.
Disfrutar de un verano en Fuerteventura puede resultar una experiencia verdaderamente asombrosa, ya que no solo está llena de calas y playas paradisíacas para todo tipo de público, sino que, además, toda la isla está declarada reserva de la biosfera por la UNESCO, contando con más de 13 espacios naturales protegidos.
Las playas de Fuerteventura, la isla más antigua de las Islas Canarias, son, quizás, las mejores playas de todo el archipiélago y, sin lugar a dudas, también figuran entre las más apreciadas de Europa. De punta a punta, toda la isla está repleta de playas y calas preciosas cuya arena, a diferencia de las otras islas que se encuentran en la zona más occidental del conjunto insular, deja de ser negra y volcánica dando paso a un fino polvo amarillo más similar al que cubre el vecino desierto del Sahara. Si no nos crees, cógete las gafas de sol y las de bucear, porque las vas a necesitar en esta ruta playera.
En pleno Parque Natural de Jandía, la playa de Cofete es la más larga de España, con más de 14 kilómetros de arena dorada. Su situación hace que no tenga los mejores accesos, pero, a cambio, al llegar hasta ella te encontrarás en una de las playas más salvajes y aisladas de toda nuestra geografía, donde nada ni nadie podrá perturbarte.
Al sur de la isla, en este paraíso de aspecto virgen, el viento del océano te guiará y te hará sentirte en algún lugar cercano al fin del mundo. Rodeada de montañas y con pocos usuarios, debido también a su lejanía de los puntos más turísticos, el cristalino y aguamarina aspecto del Atlántico te hará dudar de si has llegado, sin saber cómo, al Caribe.
Por si todo esto te resulta poco atractivo, existe una misteriosa leyenda que afirma que Cofete fue una base secreta de submarinos nazis durante la Segunda Guerra Civil y que por esta inmensa playa discurren misteriosos túneles secretos.
Nos topamos con otro paraje sensacional, en este caso el Parque Natural de las Dunas de Corralejo, buque insignia de Fuerteventura. Se encuentra al norte de la isla y muchos son los que afirman que en él se encuentran las mejores playas de la misma.
Con una extensión costera de 8 kilómetros con finísima arena blanquecina por doquier, el lugar es digno de mención. El conjunto de las Grandes Playas de Corralejo, en el municipio de La Oliva, es una consecución de maravillosas playas y calas situadas a las afueras del centro urbano de Corralejo. Salpicadas de chiringuitos, en sus bellísimas y transparentes aguas de tonos verdosos tienen cabida todos los públicos, desde familias con niños hasta los amantes de los deportes acuáticos. Además, su gran variedad de establecimientos turísticos, hoteles y apartamentos, convierten a la localidad de Corralejo en uno de los lugares preferidos de aquellos que eligen Fuerteventura para pasar el verano.
También en la península de Jandía, entre Costa Calma y Esquinzo, se encuentra esta espectacular playa que cumple a la perfección las expectativas de todo el que busque encontrarse en un lugar de postal.
La playa de Sotavento, con casi 10 kilómetros de costa, es perfecta si lo que buscas es pasar un día tranquilo junto al mar, ya que suele haber poca gente. Pero, además, su viento moderado atrae también a los apasionados del windsurf o del kitesurf.
Este conjunto de playas tiene, además, algo muy curioso, pues una lengua de arena blanca se adentra en el mar, creando, así, una laguna interior de aguas poco profundas. Esta es una de las imágenes más peculiares de la isla, además, caminar a lo largo de esta barrera de arena mientras el agua esmeralda te rodea y moja tus pies, es toda una experiencia.
El pequeñísimo Islote de Lobos, al noroeste de Fuerteventura, pertenece al municipio de La Oliva y cuenta con unos 6 kilómetros cuadrados de superficie. Toda la isla está protegida, formando el Parque Natural del Islote de Lobos, y toma su nombre debido a las focas monje, también llamados lobos marinos; quienes la habitaban hasta no hace mucho y que ahora se encuentran en peligro de extinción.
Son varias las empresas que ofrecen llegar en ferry hasta allí, por lo que si estás en Fuerteventura, quizás te resulte interesante hacer una excursión hasta el hogar de las focas monje.
Aun siendo tan pequeño, este islote guarda para sí una de las playas más impresionantes de Fuerteventura: La Concha.
La playa de La Concha es una medialuna perfecta que ofrece unas vistas sensacionales a las dunas de Corralejo, ya que se encuentra a tan solo 2 kilómetros de Fuerteventura. Además, resulta ser una de las más tranquilas de Lobos, ya que hasta allí llegan menos cantidad de bañistas que al Puertito.
Desde su extenso arenal se puede observar cómo las tonalidades del agua van variando a lo largo del día, haciendo un curioso viaje cromático que nos lleva desde un color esmeralda muy suave por la mañana hasta el azul celeste que hace acto de presencia vespertinamente.
Seguimos en la volcánica tierra de Lobos, hay que aprovechar el viaje. El Islote de Lobos tiene también su puerto al que no solo llegan barcas de pescadores y aficionados al buceo, sino que se ha convertido en un lugar imprescindible para quien visita Fuerteventura debido a las piscinas naturales que las mareas han formado en las faldas de los viejos volcanes.
Llegar al Puertito es llegar al paraíso del islote. El agua vuelve a lucirse turquesa, brillante e hipnótica. Más aún debido al contraste de su color con las piedras negras volcánicas. A su alrededor, se encuentra un pueblo, con el que comparte nombre, de pequeñas casitas blancas con ventanas y puertas de vivos colores en las que ya no vive nadie, a pesar de que siguen cobijando a sus dueños cuando estos se convierten en domingueros y vuelven al lugar para pasar algunos días.
En el Puertito se encuentra, además, el único restaurante del lugar, que abre durante el periodo estival para atender a los visitantes que se acercan hasta este minúsculo puntito del Atlántico para disfrutar de sus cálidas aguas para, después, regresar en barco a Fuerteventura en un trayecto en el que seguro que más de uno buscará al atardecer la silueta de aquellos lobos marinos que dieron nombre al lugar y al que ojalá regresen pronto.