Todo está pasando en Berlín. Una ciudad molona, moderna pero cargada de historia, contracultural, artística. Vibrante en una palabra. Museo al aire libre, clubbing las 24 horas del día, lugares habilitados para bicicletas en cada rincón e inmensas zonas verdes con llamativos recuerdos son solo algunos de los alicientes de esta metrópoli repleta de efervescentes actividades culturales. Para que todo sea más sencillo, te recomendamos algunos espacios que, sí o sí, debes de ver en Berlín.
Esperamos que con esta selección de imprescindibles, que harán de tu perfil de Instagram o Facebook el más deseado por tus amigos, te pique el gusanillo y te vengas pronto. Sin duda es una ciudad ideal para escaparse en cualquier momento del año –un puente o finde largo son una buena excusa–, pero eso sí, recuerda que aquí tienes que pagar la tasa turístca por alojarte en Berlín.
Berlín cuenta con más de 2.500 zonas verdes. Prácticamente toda la ciudad está invadida por parques, lugares que cuando el tiempo acompaña los berlineses disfrutan en tropel al aire libre. Uno de los más bellos, grandes y solicitados es el de Treptow. Se encuentra en la zona este y aún conserva un antiguo parque de atracciones, vestigio de aquel pasado en el que la ciudad estaba dividida.
Pasear por Berlín es como sentirse parte de la historia del siglo XX. Un buen ejemplo de esta relación con hechos históricos, de esos que cambiaro el mundo, es el Reichstag. El parlamento alemán, que fue incendiado en la década de los treinta, ha sido protagonista de decenas de momentos importantes. También en el apartado arquitectónico, gracias al proyecto que realizó el británico Norman Foster y que permite a los visitantes poder ver desde lo alto la actividad parlamentaria: la cúpula. Simboliza la reunificación del país y un nuevo epicentro político y desde allí las vistas son espectaculares.
Símbolo del poder y del pasado alemán. La puerta de Brandenburgo, construida a finales del siglo XVIII, ha estado asociada, hasta época relativamente reciente, a momentos bélicos. La cuadriga, por ejemplo, fue robada por Napoleón y no fue recuperada hasta la toma de París de 1814 por el ejército prusiano. Sin embargo, los berlineses han sido capaces de despojarla de su significado y dotarla de unas características más culturales. Hoy día sirve de escenario para multitudinarios directos.
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Es probablemente uno de los diez museos más visitados del mundo. Su ubicación en la llamada Isla de los Museos también ayuda a que en un mismo día se pueda disfrutar de otras pinacotecas como la Altes y la Neues. En todo caso, la importancia y significado de lo que podremos ver en el Pérgamo no tiene igual. Los innumerables viajes de exploradores alemanes a lugares como Irán, Roma, Egipto, Grecia o Mesopotamia permiten ver algunos de los tesoros más codiciados de aquellas culturas. Muchas de estas piezas son reclamadas actualmente por sus países de origen.
Sus calles siguen casi igual que hace dos décadas, cuando el barrio comenzó a llenarse de gente alternativa, tiendas de ropa moderna y cafeterías bohemias. Kreuzberg ha sabido luchar con sus propias armas contra el mal de la gentrificación, convirtiendo edificios abandonados en centros culturales (es el caso de Marienplatz) y dando una nueva vida a locales que ahora son clubes y centros sociales. No dejes de probar la gastronomía turca, origen de la inmigración local de la zona.
Más de 25.000 metros cuadrados de cultura se extienden en este edificio de aspecto industrial, que originalmente albergó una de las fábricas de cerveza más importantes de Alemania. Hoy día el complejo es mucho más que un mausoleo rendido al oro líquido, aquí podrás cenar, hacer un curso de fotografía, asistir a algún concierto o visitar la exposición permanente sobre la vida en la RDA, la Alemania socialista que durante más de cuatro décadas cambió la vida de la ciudad.
La música es otro de los elementos que están indisociablemente unidos a las vidas de los habitantes de Berlín. No solo los bares o los clubes nocturnos se ven inundados por los sonidos electrónicos, sino también parques, plazas y calles. Vivir en Berlín es saborear un trocito de lo que está sucediendo actualmente en el universo musical. Así que no te lo pienses y lánzate alguna noche a conocer alguna de sus discotecas más renombradas. Nosotros te recomendamos Tresor, donde tendrás más facilidades para entrar que en otras y su selección de techno es de las más envidiadas del planeta.
2.711 bloques de hormigón, de diferentes alturas, dan la bienvenida a uno de los monumentos más conmovedores de todo el mundo. Los arquitectos quisieron recordar a las víctimas europeas del holocausto judío. Las losas pueden recorrerse de lado a lado y en algunos momentos uno se siente completamente rodeado. La actitud ante el memorial es de respeto y recogimiento. También, si se desea, hay un espacio de información donde se repasa la política llevada por el régimen nazi entre el 1933 y 1945.
Se le conoce como el Búnker de Berlín –construido en 1942 por encargo de Aldof Hitler–, y aunque no es el único de la ciudad, sí es el más popular. Ubicado en el céntrico barrio de Mitte, esta construcción ha tenido varias vidas a largo del tiempo –llegó a ser discoteca– y desde 2008 alberga un increíble tesoro de arte contemporáneo, más de 500 obras de escultura e instalaciones espaciales: la colección privada de Boros. Su dueño, el multimillonario diseñador Christian Boros, vive incluso en una de las plantas del edificio. La colección se puede visitar pero con cita previa.