En el Himalaya, entre dos gigantes -India y China-, se encuentra el pequeño reino de Bután. Su nombre viene del sánscrito, aunque no hay acuerdo si significa tierras altas o sur del Tíbet.
En todo caso, sus habitantes lo conocen como Druk Yul, que quiere decir la tierra del dragón de truenos.
Su territorio es reducido, 47.000 km2, pero virginal, debido a siglos de aislamiento impuestos tanto por la orografía como por la política. Los primeros turistas extranjeros llegaron en 1974. La tele e Internet, en 1999.
Su capital, Timbu, es la única del mundo que no tiene semáforos.
Tentador, ¿no? Seguro que mucha gente pensará lo mismo. Pero el gobierno de Bután ha elegido restringir el número de visitantes extranjeros, el año pasado fueron sólo 21.000, y todos los turistas deben llegar en viajes organizados.
Desde el 17 de diciembre, Bután te lo pone más difícil todavía, al menos si eres fumador. Porque ese día entró en vigor la prohibición del consumo público y la venta de tabaco. Las autoridades lo celebraron con una gran hoguera alimentada por miles de cigarrillos.
Los extranjeros pueden fumar e importar algo de tabaco, pero si son sorprendidos vendiéndolo a los butaneses pueden ser acusados de contrabando.
Bután se ha convertido así en el segundo país del mundo para no fumadores, el primero fue Niue.
Foto: jmhullot/Creative Commons.
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