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“Barcelona está llena de guiris” se ha convertido en una expresión demasiado habitual. Un comentario que refleja el hartazgo de muchos autóctonos, que no soportan la invasión de sus principales calles por turistas. Aun así, la Ciudad Condal sigue siendo uno de los mejores lugares para vivir de España. A esta máxima no solo colabora una estupenda climatología o una arquitectura modernista especialmente bella, sino la pervivencia de lugares auténticos y de toda la vida. Aquí se respira, además de modernidad, casticismo. ¡Aventúrate! Sal de los barrios más transitados y explora los periféricos. Y, por supuesto prueba todas las botigas que puedas de nuestra lista. ¡Seguro que te llevas una buena sorpresa!

 

La Tomaquera (Margarit, 58)

Es una de las tascas más tradicionales del Poble Sec. Un rincón de autenticidad y tipismo barcelonés en el que abunda la comida casera. Su especialidad son los caracoles y las carnes a la brasa.

 

La Cova Fumada (Baluart, 56)

Escondido entre los diferentes locales de La Barceloneta está La Cova Fumada, local de mobiliario rustico, mesas de mármol y tapas de escándalo. Mejillones marinera, boquerones plancha y su especialidad las bombetas –aperitivo típico del barrio barcelonés, consistente en patata rebozada rellena de carne con alioli y salsa picante–, de las que dicen son inventores.

 

Bodega Armando (Bisbe Laguarda, 4)

El Raval es el barrio que acoge esta bodega cuyo nombre real es Celler d’en Frank Petersen, pero que ha adoptado el de su dueño: Armando. Raciones abundantes, buen vermut y deliciosas olivas.

 

Bodega Montferry (Violant D’Hongria 105)

Fundada en 1965, esta taberna de la zona de Sants estuvo a punto de cerrar hace cinco años. Sin embargo, un grupo de amigos se hicieron con el espacio y lo abrieron tal cual, con un mínimo lavado de cara y cuidando la carta: albóndigas con sepia, cap-i-pota o embutidos tradicionales entre los imprescindibles.

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La Perla (Paseo de la exposición, 62)

Restaurante de barrio inaugurado en la década de los sesenta. Destaca la cocina tradicional catalana: caracoles a la llauna, canelones, fideuá negra con marisco. Un verdadero tesoro donde lo importante es el producto y los guisos de toda la vida. Sus arroces no tienen competencia.

Quimet d’Horta (Pl. d’Eivissa, 10)

Desplazarse a Horta es retroceder en el tiempo un siglo. Un vivo ejemplo es esta taberna de aire colonial que data de 1927. Es necesario visitar su interior y admirar su colección de botellas que tienen casi cien años de antigüedad. Para comer: croquetas caseras, bocadillos de chapata y su pontificada bomba picante.

 

 Bar La Plata (Mercè, 28)

Sencillo bar que ofrece solo cuatro cosas. ¡Pero qué cosas! Tomate con anchoas, pescaíto frito, butifarra. Vinos a granel y un vermut artesano terminan de dar forma a este diminuto local por el que no pasa el tiempo. Abierto desde 1945.

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Club Petanca Carmelo (Gran Vista, 27)

El nombre lo dice todo. Clásico lugar de reuniones formado por parroquianos y aficionados al distinguido deporte de la petanca. Raciones abundantes y contundentes de platos del imaginario popular: callos, oreja, morcilla –en Madrid ya os contamos que tienen sus variantes–.

 

Gat Blau (Comte Borrell, 122)

Un menú muy apetecible para un restaurante que tiene como máxima el producto de cercanía y de cultivo ecológico. Slow food al módico precio de 12€. Arroz cremoso, sobrasada vegetal o alcachofas confitadas con romesco son algunos de los platos que se pueden encontrar.

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La Botifarreria de Santa Maria (Santa Maria, 4)

Si eres de aquellos gorditos que también disfruta conociendo mercados y productos locales, que luego poder traer a casa, te recomendamos esta botifarreria del Born, junto a la iglesia de Santa María del Mar. En ella encontrarás butifarras de curry, calçots, castañas o chocolate. Su maestro charcutero, Toni Trave, se merece nuestra admiración y aplauso. ¡Brau!

 

*La imagen de la cabecera ha sido tomada de la web del Bar La Plata y ha sido tomada por Elevator Beat.

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Acerca del autor

Escribo sobre cultura y gastronomía en El País, El Diario y Madrid Diferente. Presento, junto a José Manuel Costa, el programa Retromanía en Radio 3 Extra y comisario el festival de música Electrónica en Abril, en La Casa Encendida. Nací en 1980 en el Alto de Extremadura, al otro lado del Manzanares. Ni céntrico, ni periférico. Soy malo poniendo acentos.

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