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Consejos para volar

Foto: Emi ♫, Flickr (CC BY-SA 2.0).

Quien más, quien menos se ha sentido incómodo en algún momento en un avión. Bien sea a la hora del despegue, a la hora del aterrizaje o bien durante el trayecto por culpa de las desapacibles turbulencias. Sabemos de sobra que el transporte aéreo es el más rápido y seguro, que existen muy bajas probabilidades de que ocurra algo no deseado, pero a pesar de ello la incertidumbre sigue presente en muchas personas. Este miércoles, Destinia.com preguntaba a sus 81.000 seguidores de Facebook si recordaban la primera vez que viajaron en avión y cómo fue su experiencia. Salvo contadas excepciones, nadie ocultó que pasó por algunos momentos incómodos. Es importante tener esto presente, por eso el primer consejo para aquellos que padezcan pánico o miedo a volar es que no se sientan raros, sino todo lo contrario: lo extraño es no sentir momentos de inquietud. Hasta los más veteranos sufren momentos de incertidumbre. De hecho, según datos publicados por una clínica de la ansiedad catalana, «el miedo a volar en avión afecta a un 25 % de la población: a un 15 % le supone un malestar y ansiedad considerables y un 10 % evita viajar en avión». ¡Una de cada cuatro personas!

La aerofobia, término técnico para referirse al miedo a volar, puede tener diversos grados de intensidad y, a veces, se confunde con otros miedos como la claustrofobia o el miedo a las alturas. Hay que hacer un esfuerzo para distinguir unos de otros con el objeto de poder afrontarlos adecuadamente. En la entrada de hoy, recogemos una serie de consejos para proporcionar un conjunto de armas al afectado con las que combatir el miedo a volar. Ahí van:

1. La interpretación que podamos realizar sobre ruidos o turbulencias generalmente se hacen sin suficientes conocimientos técnicos sobre los aviones y las condiciones físicas del exterior. En lugar de interpretarlos de forma negativa, hay que ver en ellos una señal de normalidad del vuelo: así es volar. Como dijo una vez un experimentado piloto: «Evitamos las turbulencias no porque temamos que arranquen un ala al avión, sino porque son molestas».

2. No consumir bebidas o comidas estimulantes (café, té…) ni tampoco depresoras, como el alcohol, antes y durante el vuelo: alteran el funcionamiento del sistema nervioso y es posible que seamos más sensibles a las circunstancias del viaje.

3. Distraer la mente. Una mente ocupada o distraída presta menos atención a esos granitos de arena que se pueden convertir en montañas e ignora supuestos indicios que sin motivo se tienden a interpretar negativamente. Para conseguirlo, es recomendable leer, ver una película, escuchar música, redactar la experiencia para compartirla con amigos tras aterrizar, o ir acompañado de una persona cercana que nos ayude a poner la mente en otro sitio. De esta forma, el tiempo de vuelo se nos pasará volando y una vez en tierra descubriremos que ese miedo que nos bloquea es infundado.

4. Subir al avión con ropa cómoda, poco ceñida, que nos permita una cierta libertad de movimientos nos ayudará a restar estrés durante el tiempo de viaje.

5. Por lo general, las personas que sufren aerofobia pueden caer en la tentación de mirar por la ventana: es recomendable que se reserve un asiento de pasillo con cierta antelación, el cual genera una mayor sensación de libertad y permite tener una cierta autonomía dentro del avión.

6. Compartir el problema con la tripulación del avión es recomendable no sólo para quien sufre aerofobia, sino también para la propia tripulación: ¡Te sorprenderá lo poco que les extraña tu miedo a volar! Además, te sentirás más cómodo y comprendido y la tripulación estará preparada para ayudarte en caso de necesitarlo. Si junto a ti viajan otras personas con el mismo problema, compartir estos consejos que has recibido te dará seguridad en ti mismo y fuerza de voluntad.

7. Antes de viajar, puedes trabajar tu confianza desde casa. Siéntate, relajado, en un lugar cómodo, cierra los ojos e imagina los diferentes momentos del viaje en circunstancias normales: ignora los vídeos sensacionalistas que has visto en los medios de comunicación.

8. Realiza ejercicios de respiración abdominal (que se hinche el estómago cuando tomamos aire) borrando todos tus pensamientos y concentrándote únicamente en la respiración. Si durante el vuelo te sientes inquieto y nervioso, haz este tipo de respiraciones y relaja cada parte de tu cuerpo.

No hay que minusvalorar la fuerza de la aerofobia, pues puede impedir viajar a las personas para ver a sus seres queridos, o arruinar la carrera profesional de aquellos que necesiten viajar para trabajar. ¡Pero se puede combatir y superar! Con esta serie de consejos, seguramente te veas con más fuerzas para disfrutar de vuelos baratos y visitar aquellos magníficos lugares que te gustaría conocer… ¡Hay tantos esperándote!

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