Reconozcámoslo, ahora que se acerca la Navidad nos surge un sentimiento contradictorio. Por un lado nos apetecen los regalos, ver a la familia, las cenas y demás tradiciones. Pero por otro, da pereza, mucha pereza: empiezan los mogollones de gente en la calle y parece que sí o sí hay que estar de buen humor.
Para que no sientas que eres un Grinch, hemos recopilado esas pequeñas cosas que nos hacen querer teletransportarnos desde ya al 7 de enero.
El momento en el que tienes que sacar el árbol del fondo del altillo del armario o del trastero es estupendo. Solo tienes que sacar primero las maletas, trastos y toda la ropa de verano que guardaste hace un mes.
Y no hablemos del momento luces, en el que no puedes evitar odiar a tu yo pasado que no se molestó en enrollar las luces y guardarlas como una persona normal. Si no que decidió que la mejor opción era hacer un burruño.
Tranquilo, solo te llevará un par de horas deshacer el nudo, enchufarlas y que salten los plomos. Respira, sube los plomos sin matarte y baja al chino a comprar luces nuevas.
Será la banda sonora de nuestras vidas durante un mes y en cuanto te descuides, tú mismo los estarás tarareando. Contra esto no hay nada que hacer, rindámonos: “Pero mira como beben los peces en el río…”. A fuerza de repetirlos en la infancia se han quedado grabados a fuego en lo más hondo de nuestro subconsciente.
Está visto que lo de los villancicos tradicionales es una batalla perdida, pero ¿se puede hacer algo contra el “All I want for Christmas is you” de Maria Carey? ¿Existe una canción más cursi?
Ordas de gente invadirán las calles para hacer los planes navideños típicos como ir de compras, ver las luces de la ciudad o patinar sobre hielo (sí, esto también se ha puesto de moda aquí).
Y en este punto queremos detenernos: ¿de verdad es divertido hacer cola durante dos horas a la intemperie para patinar 20 minutos, de los que probablemente 18 estarás revolcándote por el hielo? Acabarás mojado, muerto de frío y lleno de moratones, sin olvidarnos de las agujetas al día siguiente.
Seguramente la gente se eche a la calle porque no puede soportar una película más sobre la Navidad, en la que Papá Noel necesita ayudantes y la gente se quiere muchísimo y hace galletas. Aunque volveremos a ver “Love Actually” por decimoctava vez, ¿para qué engañarnos?
El menú será el mismo y la familia también, salvo nuevas incorporaciones como el novio de este año de tu prima, al que la abuela obligará a ponerse en la esquina de la foto familiar para que cuando lo dejen, poder cortarle y sacarlo de la estampa familiar. Pobre mujer, no está hecha para la vida moderna.
Esa noche en la que te gastas medio sueldo en la entrada de discoteca para estar menos horas que cualquier viernes que te retiras pronto. Este es el plan:
-Cena
-Uvas, abrazos y buenos propósitos a raudales (los mismo que el año pasado)
– Arréglate corriendo
– Atasco monumental para llegar a la fiesta
-Entras a las tres de la mañana y cierran a las 6, con el garrafón como amigo entre medias
-Peregrinación zombie a por el chocolate con churros
– Nos vamos a la cama habiendo incumplido la mitad de los propósitos de año nuevo
Día de año nuevo: mejor no hablamos
Si has salido y consigues levantarte, enhorabuena. Bebe mucha agua y a la cama otra vez.
Si has sido buen chico y te has quedado en casa viendo actuaciones musicales con tu familia. Enhorabuena también, te mereces darte el día libre y ya si eso empiezas mañana con los propósitos para este año.
Si tienes niños en casa, es ley, quieren ese juguete que está agotado en el mundo entero. Probablemente será más fácil encontrar el arca perdida que ese trasto, recorrerás todas y cada una de las tiendas de la ciudad. El año pasado el objeto de deseo fue el centro de mando de la (dichosa) patrulla canina, ¿cuál será éste?
Al final encontrarás algo con lo que cumplir con nota el expediente en la juguetería de al lado de tu casa el 5 de enero a las 8 de la tarde. Misión cumplida.
En realidad a este día no se le pueden sacar muchas pegas, a todos nos gustan los regalos. Pero vamos a esforzarnos, igual que lo hacemos cuando tenemos que fingir que nos gusta el jersey que los Reyes han dejado en casa de nuestras respectivas tías.
Dos consejos, vete con la cara de que algo te gusta ensayada y piensa buenas excusas para pedir el ticket regalo con delicadeza.
El día 7 de enero habrás sobrevivido y te prometerás que el año que viene te vas de viaje y te quitas de rollos. ¿Por qué no te escapas este año? En Destinia encontrarás todo tipo de destinos en los que no echarás de menos estás cosas que nos desesperan.