El Coliseo, la plaza de España, el Foro Romano o las termas de Caracalla… Hay tantas cosas que ver en Roma, que pronto entenderás por qué la llaman “la ciudad eterna”. Así que si estás dispuesto a descubrir la capital de Italia como un auténtico romano y evitar caer en los típicos errores de los turistas, apúntate estos tips viajeros y date al dolce far niente.
Ten claro que la mejor forma de conocer la ciudad del Tíber es a pie y con un mapa en la mano. Pero si el empedrado de sus famosas calzadas ha podido con tus doloridos pies, ¿por qué no alquilas un motorino? La típica vespa italiana te hará sentir como Audrey Hepburn y Gregory Peck en vacaciones en Roma. Y sobre todo, como un auténtico romano, ya que es el medio más utilizado por estos para cualquier desplazamiento. Pero ten en cuenta que con el alquiler de tu moto tendrán que proporcionarte un casco y los papeles del seguro, ya que conducir sin alguno de estos elementos te puede acarrear una multa que dejará tu presupuesto a cero.
Sin duda una de las mejores cosas que ver en Roma y sin soltar un duro. Tal cual. Si tienes tiempo y organizas bien todas tus visitas, podrás disfrutar de esta joya del Renacimiento totalmente por la patilla. Porque el último domingo de cada mes el acceso a los Museos Vaticanos es totalmente gratuito.
Pero si priorizas el hecho de no tener que esperar ningún minuto de cola, te recomendamos que accedas al museo a las 21:30. “¿Tan tarde?” Eso mismo es lo que piensan todos los turistas del mundo mundial. Y por eso, además de entrar directamente al recinto podrás visitarlo sin aglomeraciones y tranquilamente hasta las 11 de la noche.
“¿Cómo que sin mojarse? Si no estamos hablando de fuentes”. Lo sabemos. Pero éstas, que son algunas de las mejores cosas que ver en Roma, quedan deslucidas al tener que soportar auténticas hordas de turistas sentadas y comiendo en sus escaleras. Por ello, las autoridades de la ciudad han tomado la decisión de regar las escalinatas de sus principales monumentos. Y les da igual que estés sentado en ellas en ese momento o no. Así que avisado quedas.
Cuando visitas Madrid, ¿acaso se te ocurre cruzar a la fuente de Cibeles para refrescarte los pies en ella? Pues en Roma pasa lo mismo. Porque a pesar del sofocante calor de los meses de verano, cada vez que un turista intenta refrescarse en la Fontana di Trevi o en la Fuente de los Cuatro Ríos, un romano sufre un ataque de ansiedad. ¿O es que no sabes que estás dos maravillas de Bernini son Patrimonio de la Humanidad? Pues eso.
Y también comer, cómo no, como un ídem. Por favor, el capucchino solo se toma a primera hora de la mañana. Porque tú el “Colacao” no te lo tomas después de comer, ¿verdad? Pues ellos tampoco, así que date al “caffè ristretto” para la sobremesa o en cualquier otro momento del día.
Por cierto, la pasta no se corta. Da igual que sean tortellinis, ravioli o rigatori. Así que en la mesa solo te pondrán un tenedor y si pides un cuchillo te mirarán como si hubieras cometido el más grande de los pecados. ¡Y los spaguettis no se enrollan utilizando una cuchara de apoyo! Esto solo lo hacen los niños y creo que aquí ya somos todos mayorcitos.