Cada vez que llega una nueva estación, la naturaleza cambia su paleta de colores y se pinta con tonos diferentes. En particular, el otoño es una estación que convierte el monótono verde del verano en un cóctel de colores de distintas intensidades en lo que parece una sinfonía colorista que contrasta con las cada vez más escasas horas de luz. ¿Sabéis cuáles son unos estupendos termómetros para notar los cambios de color que trae el otoño? Los jardines.
Por eso, hoy hemos querido irnos de viaje a Japón, uno de los países que pueden presumir de tener los jardines más coloridos del mundo. Los jardines japoneses están inspirados en el Sakutei-Ki, un texto del siglo XII que establece cuatro normas: que la naturaleza esté viva –agua y árboles de hoja caduca–, que se cumplan los deseos de las rocas, que reine la asimetría y que tengan personalidad propia. Hoy, en Destinia.com te invitamos a descubrir lo que pasa cuando el otoño se pasea por los jardines de Japón…
Los jardines de la villa imperial de Katsura, en Kyoto: aunque es preciosa durante todo el año, el otoño le sienta muy bien a esta villa imperial apreciada como uno de los mayores tesoros culturales de Japón –y uno de los máximos exponentes de la jardinería japonesa–. Los expertos alaban no solo la exquisita plasmación de los principios del Sakutei-Ki, sino también la historia y antigüedad de los edificios de la era Edo, como vestidores (shoin), casas de té y pabellones imperiales. El príncipe Hachijō Toshihito fue el creador de este recinto considerado paradigma de los jardines japoneses del periodo Edo. Las obras del jardín finalizaron en 1662.
Foto: np&djjewell, Flickr (CC BY 2.0).
El jardín de Kenroku-en, en Kanazawa: al igual que otros jardines japoneses de esta colección, el de Kenrokuen fue creado durante el último tercio del siglo XVII, en pleno periodo Edo. Originalmente se trataba de los jardines exteriores del castillo de Kanazawa, donde vivían los poderosos daimyō de la casa Harunaga. Entre otros tesoros, este jardín contiene la fuente más antigua de Japón y la curiosa linterna Kotojitoro –visible en la foto–. En el otoño, las moribundas hojas rojas del arce japonés le confieren un halo mágico, de cuento.
Foto: Daderot, Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0).
Los jardines de Korakuen Koishikawa, en Tokyo: el contraste de colores, luces y sombras convierten al jardín de Korakuen en otoño en un lugar ideal para evadirse del ajetreo y el cemento de la capital nipona. Además es uno de los jardines más antiguos y mejor conservados de Tokyo. Creado a principios de 1629, el «Jardín de Disfrutando Después» –así se llama– está considerado en Japón como un «lugar de especial belleza escénica». Se encuentra junto al Tokyo Dome City, un enorme centro comercial y de ocio.
Foto: *_*, Flickr (CC BY 2.0).
Expo ’70 Conmemoration Park, en Osaka: creado para albergar la Exposición Universal del 70, en la actualidad prácticamente no quedan instalaciones del evento, pero sí un magnífico parque con lago que en esta época del año se cubre de cientos de colores.
Foto: lensonjapan, Flickr (CC BY 2.0).
El jardín de Rikugien, en Tokyo: el «Jardín de los Seis Principios de la Poesía» –esa es la traducción de rikugien– es un amplio espacio verde ubicado en el centro de la capital de Japón. Tiene más de 300 años de antigüedad, pues fue creado en 1702 por el samurái Yanagisawa Yoshiyasu con el permiso del quinto shogun Tokugawa Tsunayoshi. La iluminación artificial permite disfrutarlo incluso cuando ya se ha hecho de noche.
Foto: Marufish, Flickr (CC BY-SA 2.0).
Esta es solo una pequeña muestra de cómo se colorean los jardines japoneses cuando llega el otoño. ¿Querrás contarnos qué otros jardines del mundo se convierten en barrocas sinfonías del color en esta estación del año? ¡En Destinia.com nos encanta escucharos!