Siempre se habla de las playas más espectaculares, de las montañas conocidas por sus vistas, pero ¿qué pasa con las cuevas? Seguro que los amantes de la espeleología estarán de acuerdo con que las cuevas increíbles nos ofrecen otra visión de nuestro entorno debido a su belleza natural y, en ocasiones, inesperada.
Esta cueva vietnamita es la más grande del mundo. Con una extensión de más de 9 kilómetros y alcanzando los 150 metros de profundidad, esta cueva tiene varios ecosistemas únicos en este planeta, su propia jungla ¡y hasta nubes! Dentro de la cueva hay un río y varias cascadas, y cerca se pueden encontrar perlas de cueva, formadas por los minerales.
Ubicada dentro del glaciar del mismo nombre, esta cueva es un lugar que inspira a la reflexión. El interior de la cueva refleja la luz a través de una capa de hielo de más de 500 metros. Las estructuras de hielo se van amoldando a los cambios de temperatura, lo que hace que este lugar sea aún más especial.
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¿Quién dice que el hielo y el fuego no pueden estar juntos? Estas cuevas de hielo se encuentran dentro de un volcán al sur de la península de Kamchatka. Las cuevas se forman por las corrientes de aguas termales que bajan de la montaña. Estas crean túneles subterráneos protegidos por una gruesa capa de hielo y nieve.
Foto de Denis Budkov | Фото © Денис Будьков
Otra maravilla de la naturaleza es esta cueva que se encuentra cerca del pueblo mexicano de Naica. Lo que más destaca son sus formaciones cristalinas de yeso, que llegan a alcanzar los diez metros de longitud. Sin embargo, los altos niveles de humedad y los más de 50 grados centígrados que hay en las cuevas hacen que este bello lugar sea inhóspito para los visitantes que vayan sin la protección adecuada. Así que por ahora, nos quedamos con estas magníficas imágenes.
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Podemos encontrar estas cuevas en el corazón de la Patagonia chilena, a orillas del Lago General Carrera. Las olas del lago han ido erosionando la piedra caliza hasta formar las estructuras de mármol que vemos hoy. La transparencia del agua permite ver las diversas tonalidades de azul, blanco y gris que ha ido adquiriendo la piedra. Merece la pena adentrarse en el interior de las cuevas a bordo de un kayak para disfrutar de los colores de esta “Catedral de Mármol”.
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Los fiordos, las ciudades y los valles son solo tres aspectos por los cuales merece la pena viajar a Nueva Zelanda, pero ¿a que no te has planteado visitar este país por sus cuevas? En esta cueva habitan gusanos luminosos [arachnocampa luminosa], insectos típicos de esta zona conocidos por emitir una luz muy fuerte. El destello de miles de larvas se asemeja al brillo de las estrellas, un espectáculo que no te puedes perder. Te recomendamos unirte a una de las excursiones que recorren esta cueva en kayak, y navegar teniendo a estos insectos como única fuente de luz.
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