El llavero de Curro y otros 8 souvenirs que marcaron tu infancia (y la mía)

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Hacía unos 40 grados. El camino entre pabellones estaba plagado de árboles. No daban sombra, pero echaban agua. A mis ocho años no entendía cómo eso podía suceder. Ahora me doy cuenta de que esa fue la primera innovación que conocí en la Expo 92: los aspersores de uso urbano. Además, vi una peli de la que no recuerdo nada, excepto que te metías dentro. Y me subí a una furgoneta en la que también proyectaban algo y se movía mucho. Todo aquello me daba vértigo y me mareaba.

Recuerdo que también había restaurantes de cocinas del mundo. En aquel momento, lo más exuberante, gastronómicamente hablando, que yo conocía era la Feria de Ia India del Corte Inglés y el chino de la alameda de Vigo. Mis abuelos, que no eran muy aventureros en este tema, escogieron un bufé libre. El maíz de la ensalada me sentó mal y “devolví”.

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Releyendo los párrafos anteriores, parece que mi experiencia en la Expo de Sevilla fuera traumática. No te equivoques. En esas inmensas naves industriales contaban muchas historias y sobre todo, daban muchos papelitos. Y a mí siempre me han encantado los papelitos. Volví con la riñonera llena de información, un peluche de Curro bastante grande y un llavero de la disparatada mascota a la que se le movían los bracitos.

Hace 25 años de esto y el peluche ennegrecido de Curro sigue con vida en casa de mi abuela, junto a todos estos otros souvenirs que te voy a enumerar. Venga confiesa que tú también los atesoras, aunque es posible que anden cogiendo polvo en algún rincón olvidado de tu hogar.

El muñequito de Cobi

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Barcelona 92, el otro gran hito noventero y la otra mascota más famosa de la historia de España –con permiso de Naranjito–. Y además, estaba diseñada por Mariscal. ¡Molaba muchísimo!

La televisión de diapositivas de Mallorca, Benidorm

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O cualquier otro destino escogido por el Imserso. Porque, no sé a ti, pero a mí esto me lo traían mis bisabuelos de sus viajes.

Mickeys, Minnies y cosas Disney en general

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Antes que existieran las imitaciones, las licencias de marca e incluso Disneyland París  –que por cierto, también cumple ahora 25 años, el 92 fue un año de hitos– había que irse hasta Orlando a por peluches y tazones. Y tener cualquier cosa Disney en el cole, cotizaba al alza.

Llaveros variopintos

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Antes he citado el de curro, pero el que realmente me tenía embelesada era uno que me habían traído de Canarias, una especie de racimo de plátanos de plástico. ¿Cuál era el tuyo?

Bolas de nieve

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Mi madre las sigue coleccionando… Así que imagínate.

Calvin Klein, Levi´s y otras imitaciones

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Desde Tailandia hasta la frontera de Portugal, regalar unos vaqueros de marca falsos podía ser relativamente normal.

La I M A N M A N Í A

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“I love Lanzarote” con colores muy vivos, en forma de mapas, banderas… Diría que la característica fundamental es que fueran muy “cantosos”.

Los bolis que se movían

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Lo inclinabas y el que yo tenía recorría un camino hasta la Torre Eiffel.

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Acerca del autor

Amante de las series de policías y la crónica negra en general. Gallega convencida. Me encantan las nécoras y las aceitunas. Y viajar. Si veis demasiadas tildes, es que a veces la RAE y yo discrepamos.

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