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Peñíscola es un municipio en la Costa del Azahar en Castellón, que atesora playas maravillosas y es protagonista de importantes capítulos de la historia. Su ciudadela ocupa un peñón que se une al continente por un tómbolo de tierra. En el pasado, el mar inundaba el istmo con frecuencia y convertía la pequeña península en isla inexpugnable.

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Ciudadela mediterránea

Esta histórica villa ofrece a quien la visita una experiencia mediterránea completa. Uno de los hechos que ha llevado a la Ciudad en el Mar a convertirse en uno de los destinos más visitados de la Comunidad Valenciana es su cuidado estilo de vida mediterráneo. Y es que este no solo está presente en la gastronomía y en el día a día de sus habitantes, sino que también puede verse reflejado en cada rincón de sus calles, monumentos históricos o enclaves culturales.

Si sientes curiosidad por los templarios, el castillo del Papa Luna te encantará. Construido por ellos y bien conservado fue testigo silencioso del Cisma de Occidente que dividió al cristianismo medieval. Al lado, se encuentra el ermitorio de la Virgen de la Ermitana, patrona de Peñíscola. Construida en el siglo XVIII, alberga una imagen de la virgen que, según la leyenda, trajo el apóstol Santiago. Otro espacio histórico es la iglesia de Santa María. Dispone de portada románica y mezclas góticas y barrocas, y fue el lugar elegido por el papa Calixto III para ser nombrado obispo.

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Postal marinera

Los adoquines de sus calles y los colores blancos y azules típicos del Mediterráneo, proporcionan una luz y color especial a este pueblo costero. Las macetas de sus balcones o la decoración de la Casa de les Petxines (Casa de las Conchas), los azulejos y el aroma de la gastronomía tradicional marinera son elementos que acompañan a esas tonalidades. Esta combinación hace que el encanto y la esencia de antaño atraigan la atención de tradicionales y vanguardistas que buscan un estilo auténtico.

Admirar el Portal de Sant Pere del siglo XV y continuar a lo largo de la muralla encargada por Felipe II para proteger el peñón de los ataques berberiscos es un paseo que debes realizar. A ella pertenece el Portal Fosc, construido por Juan de Herrera. El bufador consiste en una brecha entre las rocas, en medio de la ciudadela, por la cual surge el mar cuando está embravecido. Los lugareños indican que el mar respira por ahí.

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Calas salvajes

Peñíscola cuenta con un tesoro para los amantes del deporte al aire libre. El Parque Natural de la Sierra de Irta es una alineación montañosa que transcurre a lo largo de la costa sur de Peñíscola. Es un espacio ideal para la práctica del senderismo. En su punto más alto, encontrarás la Torre de Badum de origen árabe a unos 570 metros sobre el nivel del mar. Cuenta con 16 calas naturales, unas de arena fina y otras de guijarros y grava.

Destacamos la playa d’Irta porque recuerda a islas lejanas del Pacífico por sus pequeñas palmeras, la cala de L’Aljub es de piedras pero de un gran valor paisajístico, la playa del Russo por sus aguas turquesas y la playa del Pebret por su Duna del Pebret, de las pocas que quedan, y fue declarada Microrreserva de Flora en 2008. Por otro lado, debes visitar la ermita de San Antonio del siglo XV, una blanca y pintoresca construcción situada en la montaña de la Mola, con unas vistas increíbles a la Ciudad en el Mar.

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Playas de ensueño

Si eres amante del sol y la playa, Peñíscola es tu destino ideal. La arena fina de sus playas urbanas, su ubicación privilegiada y sus incomparables vistas te atraparán. Disfruta de las aguas del Mediterráneo y desconecta de la rutina con la mejor terapia, las playas de la Ciudad en el Mar.

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