En su 37ª reunión, celebrada el mes de junio, el Comité del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco ha agregado a la selecta lista del patrimonio de todos los seres humanos 19 nuevos lugares, 14 de ellos de carácter cultural y 5 de carácter natural. En esta ocasión no se han incorporado bienes mixtos —que combinan características de los anteriores—. Desgraciadamente, en esta edición ninguna de las candidaturas españolas para formar parte del Patrimonio de la Humanidad ha resultado elegida. Hoy hablamos de las 10 primeras incorporaciones:
En las últimas décadas del siglo XVIII y primeras del XIX, la ciudad amurallada de Al Zubarah se desarrolló al calor del comercio de perlas en el golfo Pérsico. Por desgracia, la ciudad fue destruida a principios del siglo XIX, pero afortunadamente la capa de arena del desierto que la cubrió tras ser abandonada a principios del siglo XX ha conservado intacta la mayor parte de su estructura.
Ruinas de Quersoneso táurica, en la península de Crimea. Foto: Dmitry A. Mottl, Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0).
Los restos arqueológicos de Quersoneso en la región ucraniana de Táurica, en la península de Crimea, abarcan desde la colonia griega de Quersoneso (siglo V a.C.), pasando por la era del cristianismo primitivo hasta la Edad Media. También quedan restos de las viñas típicas de la región, que producían un interesante vino, según la opinión de los antiguos.
A las afueras de la ciudad alemana de Kassel se encuentra el parque de Wilhelmshöhe, que se ha descrito como la integración entre paisaje y arquitectura más grandiosa del Barroco.
Al sur de la provincia china de Yunnan existe un espectacular paisaje moldeado por la mano del ser humano que está formado por terrazas que desde hace 1.300 años se han destinado al cultivo de arroz. Sus habitantes consideran Honghe Hani como un lugar sagrado y por ello la armonía entre el hombre y la naturaleza es extraordinaria.
El monte Fuji, el má alto de Japón y una de las estampas más conocidas de Japón, se considera lugar sagrado donde durante siglos se ha enseñado el budismo sintoísta propio del país asiático. Se tiene constancia de que el Fujisan ha sido representado en pinturas desde al menos el siglo XI d.C.
El suntuoso palacio de Golestán se encuentra en la capital de Irán, Teherán. La dinastía Kayar fue la que ordenó construir el palacio cuando llegó al poder a finales del siglo XVIII. Es un ejemplo brillante de la arquitectura persa de la época, con ligeras influencias occidentales.
Esta denominación de la Unesco incluye seis majestuosas ciudadelas de Rajastán que se crearon y mantuvieron activas desde el siglo VIII hasta el XVIII, y en algunos casos todavía funcionan en la actualidad. Se trata centros urbanos totalmente autónomos con edificios administrativos y religiosos protegidos por espléndidas fortificaciones.
El minarete de Agadés es el minarete de adobe más alto del mundo. Foto: Dan Lundberg, Flickr (CC BY-SA 2.0).
La ciudad de Agadés (Níger) es el último punto de civilización sedentaria antes de adentrarse en el Sahara en dirección norte. Su centro histórico se creó en los siglos XV y XVI y se convirtió en un importante punto dentro de las rutas comerciales transaharianas. Los edificios están hechos íntegramente con ladrillos de adobe.
Al sur de Corea del Norte se encuentra este conjunto de monumentos surgidos con la dinastía Goryeo, entre los siglos X y XIV. Se conservan palacios, un observatorio astronómico, escuelas y otros centros institucionales de la primera dinastía que unificó la península de Corea.
Se trata de un tardío ejemplo de arquitectura colonial de casas bajas entreveradas de palmeras y mangos que fue creciendo en el siglo XIX gracias a los intercambios comerciales entre europeos y americanos en el océano Pacífico.
Impresionantes todos, ¿verdad? En la próxima semana desvelaremos los nueve lugares restantes del Patrimonio de la Humanidad incorporado en 2013.