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Cuando hablamos de antiguas civilizaciones de la península de Indochina, muchas personas piensan automáticamente en la magnífica Angkor, cuyas ruinas, no hace muchos años devoradas por las selvas —pero ya recuperadas para el disfrute de turistas y curiosos— se encuentran en la actual Camboya. Lo cierto es que resulta imposible quitarse a Angkor de la cabeza cuando hablamos de turismo en en el sureste asiático, pero por fortuna no es la única maravilla que podemos admirar en esa parte del mundo. En Birmania —conocido actualmente de forma oficial como Myanmar— existe un valle en el cual se concentran unos 10.000 templos budistas de los siglos XI, XII y XIII: el valle de Bagan, en la región de Mandalay, que es una de las más turísticas y seguras de Birmania. En su recomendación para viajar a Myanmar, el Ministerio de Asuntos Exteriores confirma que la zona de Bagan no presenta problemas de seguridad para los visitantes extranjeros, siempre que se mantengan las precauciones lógicas.

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Bagan (B) se encuentra a 216 kilómetros al norte de Naipyidó (A), la capital de Birmania. Clic para verlo en Google maps.

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El horizonte del valle de los 10.000 templos. Foto de antwerpenR, Flickr.

El valle de Bagan, regado por el gran río Irawadi, fue la cuna de la antigua civilización de Bagan o Imperio de Bagan, que surgió en el siglo IX y fue expandiéndose por Birmania y buena parte de la península de Indochina hasta su declive en el siglo XIII, que fue provocado por las invasiones de los mongoles. La cultura Bagan estaba determinada legal y económicamente por la religión budista y durante dichos siglos los reyes de Bagan favorecieron la construcción de templos budistas y otros edificios religiosos, como estupas y monasterios. En conjunto, durante los tres siglos de esplendor de esta civilización, se construyeron 10.000 templos, 3.000 monasterios y 1.000 estupas en una superficie de poco más de 100 km² que se extiende sobre el valle de Bagan y a orillas del Irawadi. Aunque una gran parte ha caído presa de un abandono secular o de los 400 terremotos que han sacudido el valle durante el siglo XX, unas 2.200 estructuras aún se encuentran activas y pobladas por monjes budistas. De hecho, el valle de Bagan es todavía uno de los centros de peregrinaje budista más importantes de Asia.

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Templo de Ananda. Foto de DIMMIS, Wikimedia Commons.

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Estupa de Shwezigon. Foto de DIMMIS, Wikimedia Commons.

Entre los edificios religiosos que pueden considerarse ineludibles a la hora de conocer el valle de Bagan se encuentran estupas, templos y monasterios. El estupa de Shwezigon (año 1102), que está recubierto de pan de oro y que supuestamente alberga un diente y parte de la osamenta del mismísimo Buda, es uno de los más importantes. Otros dos son la pagoda de Shwesandaw, que custodia algunos cabellos de Buda, y desde donde se puede apreciar uno de los atardeceres más increíbles del mundo; y el estupa Mingalazedi, que contiene grabados en sus paredes en los que se narran escenas del Jataka, es decir, del periodo histórico de la vida de Buda. En cuanto a los templos, el más importante es el templo de Ananda, que se considera el más sagrado de Bagan —se terminó de construir en 1091—. Otro de los más famosos es el templo de Sulamani, ya que conserva prácticamente intacta la esencia original a pesar de sus 830 años de historia. Por último, el templo de Thatbyinnyu, del siglo XII, es otro de los más importantes del valle.

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Templo de Sulamani. Foto de DARIO SEVERI, W. Commons.

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Estupa de Mingalazedi. Foto de Gerd Eichmann, W. Commons.

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Foto de nitsuga, Wikimedia Commons.

Para llegar a la antigua ciudad de Bagan se pueden tomar dos rutas. La primera desde Mandalay (cuyo aeropuerto está conectado con Madrid a través de Pekín y otros aeropuertos asiáticos) y la segunda desde la capital, Naipyidó, aunque la distancia es mayor: desde Mandalay son 135 kilómetros, mientras que desde Naipyidó son 216. En términos relativos, no se trata de grandes distancias si tenemos en cuenta que el valle de Bagan se extiende a lo largo de unos 2.000 km, siguiendo el curso del río Irawadi, de 2.170 km de longitud. Otra opción es tomar un avión con las compañías locales hasta el aeropuerto de la región, el Nyaung U Airport.

De lo que no cabe duda es de que el horizonte de esta parte del mundo es, probablemente, de los más extraños y cautivadores que podamos encontrar. Además, no solamente se puede disfrutar el paisaje a ras de suelo, sino también desde el aire sobre uno de los globos aerostáticos que fleta la compañía Balloons Over Bagan por unos 230 euros.

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Comentarios

  • ROSENDO julio 26, 2015 at 4:45 pm

    Excelente, deseo viajar al valle de Bagan