Croacia, un país con más de 1.200 islas en el Adriático, es el destino ideal para los amantes de la vela. La forma más fácil de disfrutar de unas vacaciones en el país es alquilar un velero con patrón y explorar los pueblos y ciudades de la Costa de Dalmacia.
Split
Se recomienda comenzar la ruta en Split, uno de los puertos más importantes y la segunda ciudad más poblada del país. Pasa una noche en un hotel con vistas al mar, y reserva por lo menos un día para explorar la ciudad. No te pierdas el centro histórico, donde encontrarás el famoso Palacio de Diocleciano, que poco a poco se ha ido convirtiendo en el núcleo de la ciudad. En el territorio de este palacio fortificado se encuentra el Templo de Júpiter, ahora un baptisterio, y el Mausoleo Diocleciano, que hoy es una catedral. Además, durante un paseo por la ciudad encontrarás calles medievales con edificios romanos, estructuras góticas y palacetes de estilo renacentista. A la mañana siguiente, una vez hayas explorado la ciudad, comienza tu viaje rumbo al puerto de Brac.
Foto de bobchin1941 (CC BY-ND 2.0)
Brac
La isla de Brac es una de las 60 islas habitadas del país, conocida por sus minas de mármol blanco, sus montañas y sus playas. Uno de los lugares que debes visitar es la playa de Zlatni Rad, que cambia de forma dependiendo de la marea. Visita uno de los pueblos pesqueros, donde podrás probar vino que se produce en la región. A la mañana siguiente, disfruta de las vistas al mar mientras navegas hacia Stari Grad.
Foto de Emich (CC BY 2.0)
Stari Grad
Merece la pena explorar este antiguo lugar que se encuentra en la isla de Hvar. Rodeada de olivos y viñedos, esta ciudad, que literalmente significa “Ciudad Vieja”, está llena de antiguos edificios históricos. Se recomienda anclar el barco en la cercana localidad de Tiha, una maravilla donde se puede bucear y disfrutar de la tranquilidad. El siguiente destino es la ciudad de Hvar y se encuentra en la misma isla, a menos de 15 millas náuticas, que son unos 27 kilómetros. Si tienes tiempo, pasa un par de horas en la isla de Scedro, un parque natural protegido que se encuentra entre ambas ciudades.
Foto de Joakim Westerlund (CC BY-SA 2.0)
Hvar
Sin duda este es uno de los lugares más bonitos que encontrarás en este país de aguas turquesas. Presidida por una gran fortaleza que tiene vistas hacia la bahía, la ciudad de Hvar tiene un sabor único. Siéntate en una de las cafeterías con vistas a la Catedral de San Esteban y disfruta de pescado fresco con verduras de la región, cordero asado o pizzas al horno que no te costarán más de 8€. Por la noche aprovecha y sal de fiesta, porque la ciudad tiene una gran variedad de clubs y discotecas. Al día siguiente sigue tu ruta náutica hasta llegar a Korcula. Entre Hvar y Korcula se encuentra uno de los islotes más pequeños del país, Badija, que alberga unas ruinas romanas.
Foto de rosemarydukelow (CC BY 2.0)
Korcula
Korcula se considera un lugar paradisíaco que combina a la perfección legado cultural con unas playas espectaculares. En el plano cultural destaca el Palacio Gabriellis, convertido en el Museo de la Ciudad. El centro histórico de la ciudad conserva una fuerte influencia italiana. Hay un palacio de estilo veneciano y las plazas que lo rodean están repletas de restaurantes dedicados a la pasta y a la pizza. Eso si, el vino blanco tan típico de la isla se produce en la misma isla. Además, si viajas en verano podrás ver una de las luchas medievales que son tradicionales en la isla. Te costará dejar Korcula para irte a la Isla de Visa.
Foto de Sitomon (CC BY-SA 2.0)
Isla de Vis
Una vez amarrado el barco, alquila un scooter para explorar las playas de aguas cristalinas, las termas romanas o los viñedos de la isla. Después de un día de relax, no te pierdas las vistas a las aguas turquesas mientras navegas hasta la isla de Solta.
Foto de Sobrecroacia.com (CC BY 2.0)
Isla de Solta
Es fácil explorar esta isla del Adriático. Amarra el barco en cualquiera de las bahías, entre las cuales destacan las bahías de Necujam, Rogac y Maslinica, y disfruta de la playa. En el puerto de Maslinica, un pueblo pesquero, se encuentra el antiguo Castillo Conte Alberti, que ahora es un restaurante. Desde aquí se puede volver a Split, que está a tan solo 13 millas náuticas (unos 24 kilómetros).
Foto de J.BC (CC BY-SA 2.0)
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