Buscando hacer realidad sus sueños, José Paronella zarpó del puerto de Barcelona. En 1913, llegó a Australia y empezó a ganarse la vida cortando caña de azúcar, pero muy pronto progresó.
Compraba plantaciones de caña, las mejoraba y las revendía. Cuando hubo reunido un dinero, José regresó a Cataluña para casarse.
El matrimonio se instaló en Australia, donde muy pronto, José comenzó a construir su sueño con sus propias manos. Lo bautizó Paronella Park y hoy lo llamaríamos un parque temático.
José se inspiró en los castillos y alcázares españoles y también en la obra de Gaudí.
Nunca dibujó un plano, sólo esquemas sobre la arena.
Su sueño era tan ambicioso que debió recurrir al ingenio para hacerlo realidad: empleó los materiales que la naturaleza le ofrecía -como arena y piedras- y otros de segunda mano, como traviesas y vías del ferrocarril.
Gran parte del parque lo construyó con sus propias manos y cuando necesitó ayuda, recurrió a desempleados a los que daba casa y comida a cambio de su trabajo.
Así surgió primero una gran escalera, luego una casa, a la que siguió un castillo, un teatro, un museo…
Por fin, en 1935, Paronella Park abrió sus puertas al público.
Durante años fue escenario de bailes y grandes celebraciones, hasta que en 1946 ocurrió un desastre: una inundación arrastró multidud de árboles que al estrellarse contra los edificios, casi acabaron con el sueño de José.
Pero él no se dio por vencido y trabajó muy duro en la reconstrucción.
En 1948, José Paronella murió de cáncer, pero su sueño sigue allí, en Cairns, recibiendo visitantes y sirviendo como escenario de películas.
Y un libro recuerda su historia: The spanish dreammer, el soñador español.
Foto: Major Clanger/Creative Commons.