La Iglesia de mármol verde, el Jardín Botánico, los carruseles de Tívoli… Estos y otros iconos de la capital danesa definen el lado más turístico del país. Pero a ti, que buscas siempre la parte más pintoresca de un lugar, te interesa este otro decálogo de planes. Descubre qué ver en Dinamarca más allá de los rincones representativos para disfrutar de tu viaje más exótico.
Estas son las diez propuestas atípicas y peculiares que te traemos:
Su catedral gótica, Patrimonio de la Humanidad, da lustre a esta atractiva ciudad. Eso sí, no es el único reclamo con historia en este escenario a orillas de un fiordo. ¡Siéntete como un guerrero nórdico frente al barco vikingo más antiguo del mundo!
Detente en las viviendas 6, 18 y 20 de Nyhavn para regresar a tu infancia. Esta zona de Copenhague no solo fue el lugar de residencia del autor de El Patito Feo. Estas coloridas fachadas fueron musas de sus relatos, uno de los cuales inspiró la escultura Agnete og Havmanden que está bajo el agua junto al puente Hojbro.
¿Eres fan de esta maquinaria? No te pierdas el que adorna la muralla de la fortaleza de Kastellet. Si quieres ver más molinos, te aconsejamos visitar Svaneke. Se trata de una villa danesa de postal cercana a Suecia, cuyas calles empedradas te enamorarán.
¿Te preguntas qué hacer en Dinamarca, pero también qué comer? Probablemente, ya hayas escuchado hablar del plato estrella, el smørrebrød. Ahora bien, no desdeñes la posibilidad de devorar sushi en Torvehallerne. Tu estómago y tus pupilas asistirán a un auténtico festín en este particular mercado de Copenhague.
Las viviendas amarillas con tejados rojos del siglo XVII pueblan Suensonsgade (Nyboder). Aquí se rodó La chica danesa, adaptación de la novela que cuenta la historia de Lili Elbe. ¿Sabías que fue la primera persona en someterse a una cirugía de cambio de género?
Navega junto a la grandiosa Ópera de Copenhague, está en la isla artificial de Holmen, conectada por puentes fabricados con árboles del siglo XIX. Su techo vanguardista está fabricado con láminas de pan de oro.
Disfrutarás comprando artesanía local y contemplando la fragata Jylland (1860), pero aún más, observando sus casas de madera sinuosas. Maréate con los muros de la capital de la región de Molst.
No puedes tomar tu vuelo de vuelta sin desplazarte a una villa pesquera. Dragor cuenta con el que fue uno de los puertos más relevantes del país. Te encantarán sus edificaciones, cubiertas de tejas rojas y de paja.
En Islas Feroe no solo verás acantilados de infarto, sino bellas villas rodeadas de montañas. De entre todas destaca Saksun, donde no es raro ver crecer flores en los tejados. ¡Están cubiertos de hierba!
Este pueblo destaca por su espectacular playa, pero también por sus numerosas galerías de arte. Podrás deleitarte con las pinturas de Drachmann en su casa-museo, para después contemplar las fachadas de los peculiares templos que se asientan en esta hermosa localidad.
Deja de preguntarte qué ver en Dinamarca más allá de La Sirenita o la forma acaracolada de la Torre Redonda. Asómate a estas propuestas y convierte tu escapada en la excursión más apasionante.