La Habana cumple este año cinco siglos. 500 añazos con la misma alegría, tan descarada y libertina, de sus tiempos más revolucionarios. Sin perder ni un ápice de su encanto trasnochado. No hay ciudad caribeña que la iguale, ¡ni en el mundo! O quizás Cádiz, en Andalucía. Hermanadas por la copla y las habaneras. Ya lo decía Carlos Cano “La Habana es Cádiz con más negritos. Cádiz, La Habana con más salero”. Pero a lo que íbamos, a celebrar el aniversario de la capital cubana, motivo por el cual la ciudad se ha vestido de fiesta y la música inunda –aún más, si se puede– todas sus esquinas y ha rehabilitado su patrimonio para las celebraciones. Una oportunidad para escaparnos a La Habana ¡ya mismo!
San Cristóbal de La Habana fue la última de las siete villas fundadas en la isla de Cuba por el adelantado Diego Velázquez. El 16 de noviembre de 1515, a la sombra de una Ceiba se celebró la primera misa y el primer cabildo, y se declaró fundada la villa, con el nombre de San Cristóbal de La Habana. En 1519 se trasladó desde la Chorrera, que conservó por algún tiempo el nombre de Pueblo viejo, al lugar donde hoy se halla; conociéndose desde entonces por La Habana, pues antes solo se decía Villa de San Cristóbal.
En el centro turístico de La Habana –declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982– no se necesitan ni guías ni mapas. Déjate llevar por la brisa marina del cercano mar Caribe, los olores de un buen habano y, sobre todo, por las notas de la música en vivo. Siente el placer de no saber dónde ir, pero teniendo la certeza de vas por el buen camino.
En La Habana Vieja hay muchos monumentos antiguos, fortalezas, la catedral, palacios… Auténticas joyas arquitectónicas de distintos estilos, desde el barroco hasta el Art Déco, que forman la mayor colección de edificios con historia de toda América Latina. Alrededor de sus 4 plazas –la Plaza de Armas, la Plaza de la Catedral, la Plaza Vieja, y la Plaza de San Francisco de Asís– podrás encontrar todos estos edificios singulares.
Merece la pena visitar La Catedral de San Cristóbal de La Habana con sus dos torres desiguales, donde los restos de Cristóbal Colón descansaron hasta que en 1898 fueron trasladados a la Catedral de Sevilla. Muy cerca del templo se encuentran varios palacios que os recordaran a Andalucía por sus alegres y vegetales patios como La Casa de los Marqueses de Aguas Claras o la Casa del Conde de Lombillo, todos alrededor de la Plaza de la Catedral.
Hasta la Plaza de Armas, la más antigua, vamos en busca del Castillo de la Real Fuerza, la fortaleza más antigua en pie de todas las Américas, un gran ejemplo de la arquitectura militar en tiempos de dominio español. En la torre oeste observarás una veleta de bronce que te sonará si has estado en Sevilla. Se trata de La Giraldilla de la Habana, la hermana gemela de La Giralda, y uno de los símbolos más conocidos de La Habana. En esta misma plaza se encuentra el Museo de La Ciudad, imprescindible para descubrir la historia colonial de Cuba y celebrar los 500 años de la ciuad. Y el Museo de Navegación, con interesantes exposiciones sobre la historia del Castillo de la Real Fuerza, del casco histórico de La Habana, y las relaciones con el imperio español.
Ya en la Plaza de San Francisco de Asís nos encontramos con el convento homónimo, que hoy es el Museo de Arte Religioso; el Museo del Ron de la fundación Havana Club que, aunque no seas bebedor, debes visitar porque en él se descubre la verdadera esencia cubana: el proceso de fabricación de la bebida cubana más famosa del mundo, el ron. Otros lugares recomendables en esta plaza son el Aquarium y el Museo Casa de Alejandro Humboldt, considerado el segundo descubridor de Cuba.
Llena de restaurantes, tiendas y estudios de arte, centros de tatuaje, tiendas de artesanía encontramos la última de las plazas de La Habana Vieja, la Plaza Vieja. Allí echa un ojo al ambiente tan festivo, siéntate en una de sus terrazas y disfruta al ritmo tranquilamente del son cubano con mojito en mano. Probablemente estés en el rincón con más encanto de La Habana Vieja. La plaza está llena de edificios de colores donde vivía la burguesía criolla.
Por último, una recomendación, no te vayas de La Habana Vieja sin haber recorrido la calle Mercaderes, la más animada y el lugar de compras desde el siglo XVIII. Recientemente reformada.
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Personajes cubanos tan conocidos como el controvertido Che Guevara o el histórico padre de la independencia cubana, José Martí, están representados en los monumentos de esta enorme plaza. Lugar donde Fidel Castro retrasmitía sus discursos ante millones de cubanos. Aquí, con un poco de curiosidad, descubrirás la historia política de Cuba.
En la Plaza de la Revolución se encuentra la Biblioteca Nacional José Martí. Este año, se celebrarán exposiciones fotográficas y eventos para celebrar los cinco siglos de La Habana.
No olvides hacerte el famoso selfie con el relieve del Che Guevara en la pared del Ministerio del Interior. La foto más buscada de este viaje a La Habana.
La Plaza de la Revolución se encuentra en el barrio de El Vedado. En este distrito se concentraba la vida social en la época colonial. Y aún hay numerosas mansiones bien conservadas. En El Vedado también se ubica el Hotel Habana Libre, símbolo de la Revolución Cubana y el que fuera cuartel general de Fidel Castro.
2019 será un buen año para visitar este icono arquitectónico de La Habana, hecho a imagen y semejanza del Capitolio de Washington. Para celebrar los 500 años de la ciudad se terminarán sus obras de restauración y el Capitolio Nacional de Cuba, actualmente sede del Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, recuperará su esplendor original –muchos dicen que también volverá a ser la sede del parlamento cubano–.
Arquitectónicamente lo que más destaca del Capitolio es su enorme cúpula que domina el centro de la capital cubana y su escalinata, con las estatuas que representan el Trabajo y la Virtud Tutelar del Pueblo.
Recorre el largo Paseo Martí –también conocido como Paseo del Prado por su parecido con el madrileño bulevar– que une el Capitolio con el Malecón. Aquí transcurre la vida diaria de los cubanos; sus aceras están llenas de niños jugando, gente yendo al trabajo y la carretera llena de los coloridos coches americanos de los años 50.
En este paseo se encuentra el Hotel Saratoga: desde su azotea con piscina se divisa una de las mejores vistas de los barrios del centro y del Capitolio, pide un daiquirí de mango o una Tukola, la coca cola local y descansa con esas vistas. En tu paseo verás también el ornamentado Palacio de los Matrimonios, la Escuela Nacional de Ballet o el Teatro Fausto, entre otros edificios que sobreviven como puden al paso del tiempo.
Llegando la hora del atardecer acércate hasta el Malecón, el paseo marítimo más conocido de Cuba –une La Habana clásica con El Vedado–, un teatro al aire libre, punto de confluencia de pescadores, artistas, jóvenes y viejos paseando, parejas acarameladas, habaneros vendiendo cucuruchos de maíz frito… Un lugar muy agradable para pasear, correr o descansar en alguno de sus bancos. Todos los días a las 9 de la noche se celebra el “cañonzazo” en el Castillo de los Tres Reyes del Morro, en un extremo del paseo. Una salva que se ha convertido en un ritual y que recuerda que en tiempos pasados las puertas de la ciudad se cerraban cada noche.
Quienes ya han estado en La Habana te insistirán para que vayas a estos clásicos de la capital cubana ¡Y tienen razón! No sólo te lo dicen ellos, te lo recomienda en sus libros el gran Ernest Hemingway. Debes tomarte un daiquirí en El Floridita, comer comida criolla en La Bodeguita del Medio y platos de pescado en la Terraza de Cojimar.
El Floridita se encuentra en la famosa calle Obispo –junto con Mercaderes son las calles más animadas de la ciudad–. Y aquí es donde Ernest Hemingway, un gran apasionado de Cuba, pedía los míticos daiquiris del barman Constante. También pasaron por aquí los Duques de Windsor, Gary Cooper o Ava Gardner.
La coctelería ésta anclada en el tiempo como casi todo Cuba y cuando vayas pedirás el mismo cóctel de ron Habana Club que bebía el escritor y algunos más. Y sigue siendo el preferido de los famosos y el más visitado en Cuba.
A la Bodeguita del Medio han acudido Julio Cortázar, Mario Benedetti, Geraldine Chaplin y por supuesto Hemingway, la llamada bohemia habanera. Ellos no se podían resistir a la cocina de Argelia, la mujer del jefe Martínez. Y tú tampoco, aunque ella ya no esté. No te dejamos echar un ojo a la carta, pide frijoles negros dormidos y arroz moro con carne de cerdo frita regado con el mojito Martínez. Ya nos cuentas.
Si eres amante del pescado, vuelve a seguir los pasos de Hemingway, y haz la reserva para la Terraza de Cojimar. En la carta, la estrella es el calamar relleno y las gambas. Este bar marinero sirvió de inspiración para que el escritor en el premiado libro “El Viejo y el Mar”.
Aunque un consejo, si vas a Cuba (válido para casi cualquier destino) come como un cubano. Así que acércate a un paladar, pequeños locales generalmente regentados por una familia –aunque los hay más sofisticados–. En La Habana Vieja merece la pena probar Doña Eutimia. Se ha ganado la fama a fuerza de más de veinte años ofreciendo cocina tradicional, que utiliza productos autóctonos como referencia para unas creaciones auténticas y exquisitas, buen ambiente y amabilidad. Otra recomendación, es La Guarida, un paladar ubicado en un hermoso palacete de principios del siglo XX en el centro de la ciudad, pionero de la nueva cocina cubana y que saltó a la fama por la película Fresa y chocolate.
Como recomendación a pie de página de este recorrido de imperdibles, merce la pena hacer una visita (mejor acompañado con alguien que te cuente las historias que encierra) al cementerio, conocido como Necrópolis de Cristobal Colón y declarado Monumento Nacional; dejarse caer por el Callejón de Hamel, templo de la cultura afrocubana en La Habana –el domingo es una fiesta– y dejarse seducir por el ambiente y ritmo de sus noches.