Dublín es una pasada, pero el país de Molly Malonne esconde parajes naturales de vértigo. ¡Síguenos y descúbrelos!
8 kilómetros de largo y 214 metros de altura escarpada, así son estos acantilados ubicados al suroeste de Irlanda, en la región El Burren. Un vértigo que te transportará a tu infancia, ya que aquí se rodó parte del épico film, La princesa prometida.
La antigua lava del volcán se enfrió y dio lugar a estas 40.000 columnas de roca basáltica, declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1986 y Reserva Natural al año siguiente. Un verdadero espectáculo que no debes dejar pasar si en tu ruta se incluye Irlanda del Norte.
Escenario de Juego de Tronos, este castillo también ubicado en Irlanda del Norte, fue construido en el siglo XII por el Conde de Ulster. Un barco de la armada española se hundió ante sus aguas en el siglo XVI dañando sus cimientos. A día de hoy sigue manteniendo su encanto fantasmagórico.
La ciudad de Trim en Meath acoge este impresionante complejo arquitectónico, el más grande de Europa: 30.000 metros cuadrados de estilo normando, la adaptación del románico que realizó este pueblo entre los siglos XI y XII.
¡Asómate al faro de la península homónima y alucina con sus vistas del Atlántico! ¡Agreste y encantador!
Glendalough es un antiquísimo conjunto religioso, la mayor parte de sus elementos -torre, iglesia, catedral…-fueron construidos entre los siglos VIII y XII. La visita es más que recomendable, no sólo por el valor arquitectónico, sino por el impresionante espacio en el que se emplaza. ¡Los lagos en el valle son una pasada!