Estamos en Marruecos. Pero esta vez nos alejamos de la bulluciosa y siempre atractiva Marrakech, para irnos al Mediterráneo, a las puertas del desierto y muy cerca de la frontera con Argelia. Una zona llena de exotismo, playas vírgenes y recuerdos del pasado. Dicen que el paraíso está muy cerca y se llama Saïdia. Concretamente a 85 kilómetros de Melilla y a 80 del aeropuerto Internacional Nador Monte Arruit.
Durante muchos años esta encantadora ciudad, conocida como La Perla Azul del Mediterráneo, fue casi fantasma. Ahora emerge revitalizada, y se ha convertido en una urbe veraniega de 14 kilómetros de playas vírgenes con arena dorada y agua turquesa tranquila. Aún hay pocos turistas aunque aquí se están levantando los complejos turísticos más importantes del norte africano como Mediterranea-Saida (Med-Saidia) y el Meliá Saïdia Garden Golf Resort o la próximas apertura del Meliá Saïdia Beach Resort. ¡Bienvenidos al Caribe marroquí!
De las ciudades marroquís uno no se puede ir sin visitar sus medinas. Con sus encantadoras calles estrechas, animadas plazas y gran cantidad de pequeñas tiendas. De Saïdia, tampoco. Su casco antiguo es ideal para hacer compras o tomar el típico té con menta relajadamente en una terraza. El mejor día para visitarlo es el domingo cuando encontrarás su souk (mercado al aire libre) con artesanía tradicional.
Si te gusta conocer la historia de los sitios que visitas, acércate hasta su alcazaba. Una fortaleza construida a las órdenes del sultán Hassan I en el siglo XIX. Construida en adobe en el margen izquierdo de la desembocadura del rio Oued Kiss con el objetivo de vigilar la frontera con Argelia y controlar el movimiento de personas con Argelia.
La Cornisa (Corniche) de Saïdia es un paseo marítimo con visitas al Mediterráneo y el Boulevard Mohammed V ideal para dar un paseo al atardecer y cenar o tomar algo en sus animados restaurantes y cafeterías.
Saïdia con su viento moderado pero constante, su mar poco agitado y su buena temperatura es el lugar ideal para practicar actividades náuticas y deportivas durante todo el año. En su puerto deportivo, con capacidad para 850 amarres, encuentras escuelas de submarinismo, esquí acuático y vela. Y desde aquí también podrás hacer salidas al mar a bordo de veleros y catamaranes.
Las aguas de Saïdia son ideales para dar tus primeras lecciones de submarinismo y descubrir los fondos marinos del Mediterráneo con su flora y fauna autóctona. Hay zonas exclusivamente preservadas para la actividad acuática.
Ya te hemos comentado que Saïdia tiene 14 kilómetros de playas vírgenes que descubrir. Nosotros te proponemos acercarte hasta la playa del encantador pueblo pesquero de Ras El Ma, ideal para visitar con los más pequeños en un acantilado y con pequeñas dunas pobladas de eucaliptos. Muy tranquila para estar con los niños sin preocupaciones.
A unos kilómetros de Saïdia se descubre la desembocadura del río Moulouya. Lugar clasificado de Interés Biológico y Ecológico gracias a su rica vegetación acuática con una extensión de más de 4.500 hectáreas, cubierto de salinas, cañaverales, dunas y bosques de tamarisco. Ideal para hacer rutas de senderismo y descubrir la naturaleza de la zona y sus aves migratorias como la garza imperial y la gaviota plateada.
Para los más aventureros, en la ruta también podrán subir hasta el macizo de Beni Snassen, de 1.535 metros, desde el que se descubren unas vistas inmejorables de los alrededores de Saïdia.
Oujda es la mayor ciudad del noreste de Marruecos y está rodeada por las montañas de Beni Snasen. Y situada a solo unos 65 kilómetros de Saïdia por lo que es ideal para ir en excursión y descubrir el bullicio de una gran ciudad marroquí. Su medina es una de las más animadas. Callejeando, fíjate en sus encantadoras plazas como la que se sitúan las arcadas y talleres de tejedores o la plaza del Zoco El Ma (el “mercado del agua”) donde antiguamente se vendía agua destinada al riego de los jardines.
En Oujda se celebra cada julio el reconocido Festival internacional del Rai, cita imprescindible para descubrir a los mejores artistas argelinos y marroquíes.
Si quieres descubrir un auténtico oasis sahariano puedes visitar Figuig, bien cultural de la UNESCO, junto a la frontera argelina. A los pies de la meseta del Atlas Sahariano, a 900 metros de altitud y rodeado por un gran palmera,l se esconde la pequeña ciudad con cultivos de dátiles, frutas y artesanía tradicional. Con construcciones bereberes amuralladas y calles laberínticas y abovedadas, diseñadas así para combatir el calor de estas tierras. Desde aquí puedes hacer rutas por el desierto hacia Merzouga Errachidía o hacia Oujda.