“Qué gusto da viajar cuando se va en un exprés”, cantaba El Consorcio allá por el 94. El mismo gusto que experimentarás si te das una vuelta en trenecito por la capital de la Costa Daurada. Sí, amigos, la mejor manera de conocer los enclaves de esta villa mediterránea es recorrerla en locomotora urbana. Salou alberga secretos que ni te imaginas. ¿Quieres conocerlos? ¡Apunta estas paradas!
Punto de partida de nuestra aventura, es una de las arterias principales de la ciudad.
Ubicada en el Paseo de Jaume I y muy cercana al marinero arenal homónimo, esta estatua ideada por el artista barcelonés contemporáneo Antoni Roselló es uno de los emblemas de la ciudad. El velero, con un estilo industrial y arquitectónico, aporta un aire vanguardista a la bahía a la vez que rememora el pasado pesquero de la localidad. Ahí comienza el Camino de Ronda, un serpenteante sendero que bordea el mar, desde donde divisar todo el horizonte costero. Muy cerquita puedes disfrutar de la radiante, colorida y noctámbula Fuente Luminosa.
Platja de Llevant., Salou.
Bájate y enamórate de la extensa playa Llarga y de su entorno natural: rodeada de frondosos pinos y otras plantas de carácter autóctono.
Platja Llarga.Salou, Tarragona. (Imagen de Rafael López-Monné)
El cabo es uno de los mejores lugares para sentarte y contemplar el atardecer. Camina hasta Punta del Cavall, su saliente más pronunciado y quédate boquiabierto con Penya Tallada, una singular formación rocosa que se adentra en el mar.
Cala de Penya Tallada, Salou. (Imagen de Rafael López-Monné)
Con arena fina, tamaño medio y aguas calmas y cristalinas, combina a la perfección la vegetación selvática con los edificios de apartamentos, como Tres Triangles, conjunto creado por el urbanista y arquitecto racionalista Antoni Bonet i Castellana.
Cala de Crancs.Salou. (Imagen de Rafael López-Monné)
Rodeado de esparragueras, lirios de mar o agaves se encuentra esta edificación de 1858, perfectamente restaurada. Deléitate con la panorámica costera y con la ingente cantidad de fauna avícola de este mirador. ¡Un oasis con vistas de infarto!
Bájate y date un paseo hasta Cap Salou. ¡El camino entre calas no deja indiferente!
Construida en 1974 a imitación de una masada clásica, pretende mostrar al viajero cómo son las moradas más típicas de Cataluña y sus costumbres: se exhiben aperos de labranza tradicionales en el ámbito rural. En verano acoge la feria de artesanía, donde podrás adquirir interesantes productos autóctonos.
Masia Catalana. Pessebre de Nadal. (Imagen de Rafael López-Monné)
Muy cerquita de la Masía Catalana encontrarás más de 15.000 metros cuadrados de plantas y flores nativas, estanques y bancos donde sentarte y darte un respiro en el camino. Todo obra del célebre Antoni Bonet i Castellana.
Parc de la Ciutat, Salou, Tarragona. (Imagen de Rafael López-Monné)
El bullicioso y divertido reclamo familiar por excelencia de la localidad. Si eres fan de la velocidad, las alturas y las montañas rusas acuáticas estás de enhorabuena: la tropical isla de Caribe Aquatic Park te espera con 17 atracciones en las que acabarás muy mojado y con el tobogán de caída libre más alto de Europa. Si por el contrario prefieres un viaje exótico por China, Polinesia o el mismísimo Far West, PortAventura Park es tu sitio. Además, los más pequeños podrán jugar con Epi, Blas y el resto de los amigos de Barrio Sésamo.
Apéate y date un garbeo por el conjunto monumental de olivos. Los lunes por la mañana además, hay mercadillo. ¡No te lo pienses!
Oliveres monumentals del passeig 30 d’octubre. (Imagen de Rafael López-Monné)
Esta atalaya fue mandada construir por el obispo de Tarragona en el siglo XVI y actualmente se ha reconvertido en un interesante centro de arte contemporáneo que acoge una colección permanente de esmaltes de todo el mundo e interesantes exposiciones temporales. Creadores como el popular poeta visual Joan Brossa han pasado por allí.
Masia i Torre Vella de Salou. (Imagen de Rafael López-Monné)
Date una vuelta por el espigón y no pierdas detalle de otro de los emblemas de la ciudad: el Monumento al Pescador de Ramon Ferran i Pagès. Presidiéndolo se encuentra el edificio de la antigua Capitanía General, edificado en 1820 y que actualmente pertenece a manos privadas. En esta parada tampoco podéis dejar de visitar Santa María del Mar. Esta antigua capilla de pescadores es hoy una de las iglesias más emblemáticas del municipio, tras su ampliación en 1950. Construida en el siglo XVIII, pueden apreciarse interesantes detalles neoclásicos.
Como última atracción, la Fuente Cibernética un espectáculo nocturno de luz y de color.
Monument al Pescador, obra de Ramon Ferran i Pags. (Imagen de Rafael López-Monné)
Empezábamos el recorrido en el paseo de Jaume I con una estatua y del mismo modo lo cerramos. La escultura en esta ocasión está dedicada al rey que abandonó Cataluña para conquistar Mallorca. La pieza fue ideada por el arquitecto Salvador Ripoll y el escultor Lluís Maria Saumess en 1965 y su valor no es únicamente estético, sino histórico.