Si eres de los que piensan como Francisco Umbral y crees que hacer turismo en Extremadura es igual que ir a Marte pero con cabras, qué equivocado estás. Extrema y dura por su clima, verde por sus bosques y dehesas y llena de contrastes, te invitamos a conocer esta tierra al ritmo de uno de sus mayores artistas, Roberto Iniesta, fundador de Extremoduro. Agárrate fuerte porque en este viaje se te van a caer los palos del sombrajo. ¡Agíla!
Como canta El Robe en Extremaydura esta tierra cuenta con un buen puñado de conquistadores que se lanzaron a conocer el nuevo mundo. Francisco Pizarro conquistó el Perú, Núñez de Balboa puso en el mapa el Océano Pacífico e Inés de Suárez (¡si, una mujer!) fundó Santiago de Chile. Sigue sus pasos con la Ruta de los Descubridores a través de Plasencia, Trujillo y Guadalupe hasta llegar a Medellín, cuna de Hernán Cortés. Extremadura te va a conquistar, y lo sabes.
O más bien licor de bellota. (¡Bueno no, lo siguiente!) Y el mejor sitio para hacerlo es Cáceres, Capital Española de la gastronomía 2015 y Patrimonio de la Humanidad desde 1986. Déjate llevar por el sabor dulzón de este manjar de dioses y de gorrinos y acompáñalo con una buena ración de frite de cabrito, moraga, sopa del obispo o torta del Casar. Así tendrás fuerzas para conocer uno de los centros históricos mejor conservadas del mundo, que además forma parte de la famosa Vía de la Plata que va de Mérida hasta Astorga.
De puto pantano nada, porque la playa del embalse de Orellana es la única playa de interior de Europa con bandera azul ¡Ahí es ná! Y además de aguas cristalinas, cuenta con un chiringuito de esos que quitan todas las penas. Y nosotros somos expertos en chiringuitos
Amante del pata negra, esta ruta del jamón es para ti: déjate caer por Fregegal de la Sierra y sus inmensas dehesas repletas de cerdo ibérico, sigue hacia Higuera la Real donde se sitúa el Centro de Interpretación del Cerdo Ibérico y continúa hacia Monesterio para visitar el Museo del Jamón Ibérico. ¡Y come jamón sin mensura! porque nunca algo tan “guarro” te sabrá tan rico.
Que no te extrañe si acabas haciéndolo, porque muerto te quedarás tras visitar el Parque Nacional de Monfragüe. Aquí te espera la mayor colonia de buitres negros del mundo, un castillo árabe a cuyos pies se encuentra uno de los núcleos de pinturas rupestres más importantes de la Península y en otoño, una de las berreas de ciervo más salvajes de España.
¿Más? Si. Uno de los mejores cielos estrellados de Europa, avalado por la fundación Starlight y con el observatorio astronómico de Torrejón el Rubio situado a una pedrá –título también de uno de los discos más populares de la banda–.
Todos los rockeros tienen su lado romanticón y Extremoduro saca su lado más tierno en !Qué borde era mi valle!, a la sombra de un cerezo de esta comarca. En verano sus frutos harán que te sientas como un niño en una tienda de chucherías y en primavera te quedarás de piedra con el espectáculo de la floración que hace que el Hanami japonés quede a la altura del betún. Ya tienes otro motivo más para hacer turismo en Extremadura.
Proponemos como escenario el del Teatro Romano de Mérida. Con más de 2000 años de historia y una acústica que ya quieran muchos auditorios de hoy en día, acoge cada año el Festival Internacional de Teatro Clásico. Si Raphael puede cantar aquí El Robe también ¿O es que Extremoduro no es un clásico?