Una de las maneras de descubrir un nuevo país es a través del turismo gastronómico. Es decir, degustando los platos más típicos de la región. ¿Qué sería de un viaje a Bélgica sin probar los famosos gofres, o de un viaje a Rusia sin haber disfrutado de unos blinis con salmón? Por supuesto, los que tengan un paladar más aventurero podrán disfrutar de comidas mucho más exóticas como éstas:
El haggis es el plato escocés por excelencia. En un principio recuerda un plato de embutido más, pero en realidad está elaborado con corazón, hígado y pulmón de cordero, todo ello embutido dentro del estómago de una oveja junto con cebolla y avena y posteriormente hervido. Existen variedades elaboradas con ciervo. ¡Ya sabes que debes probar durante tu próximo viaje a Escocia!
Si crees que comer las entrañas de una dulce ovejita o de Bambi no es lo suficientemente atrevido, recuerda que siempre podrás comer camello… ¡relleno!. ¿De qué? De cordero que a su vez va relleno de gallinas, y estás están rellenas de arroz y huevos: toda una matrioshka de comida. Este plato se puede encontrar en ciertas comunidades beduinas y se considera un plato tradicional para las bodas. Por cierto, teniendo en cuenta que en la receta se recomienda utilizar un camello, un cordero, 20 gallinas y 12 kilos de arroz ¡este plato es el más grande del mundo!
¿Para qué comer un sándwich de jamón y queso si puedes comerte un sándwich de sesos de ternero rebanado? El cerebro del ternero primero se reboza en harina y se fríe, después se condimenta con especias y luego se mete entre dos trozos de pan blanco. Este plato, que fue traído por los inmigrantes de Alemania y los Países Bajos, se puede encontrar en el estado de Missouri.
Seguro que has pensado que este plato es una especie de ostras de río que habitan en las montañas, ¿verdad? En realidad, el ingrediente principal de este plato son los testículos de búfalo: se pelan, se hierven, se marinan y se fríen en una salsa típica de la región.
Foto de moolf
El Sudeste Asiático es un lugar conocido por sus playas y sus milenarias ciudades llenas de templos. Pero también por la entomofagia: la ingesta de insectos. Esta práctica es tan común en la región que no es raro encontrar escorpiones fritos en los puestos callejeros de Bangkok o incluso hormigas dulces en las calles cercanas a los templos de Angkor.
Islandia, país de los géysers, los lagos y… los tiburones. En esta isla del norte podrás probar el hákarl, carne de tiburón que se fermenta durante ¡dos meses! Se dice que este plato es una delicia, pero que tiene un olor muy fuerte.
Foto de aquí
Dicen que viajar te abre la mente y, por lo que se ve, el paladar y el estómago. Aparte de las delicias que ya hemos mencionado, merece la pena pasar un par de días en México comiendo gusanos de maguey servidos en tacos. También viajar a Indonesia para probar los dedos de monos fritos, y visitar Botswana para consumir el guiso de oruga. ¿Te atreves?